El ídolo de la época de Oro del Cine Mexicano pasó casi dos meses en la Sierra Norte de Puebla para rodar la historia de “amor indio” más famosa en de la pantalla grande. Tenango de las Flores fue escenario de Tizoc, cinta filmada en el año 1965. En esa junta auxiliar de Huauchinango aún se conserva la casa de piedra construida para la película, y un álamo que cobijó un juramento de amor eterno entre el indio y la niña María (interpretada por la actriz María Félix).
El rumor se corrió en segundos: «Pedro Infante está en el pueblo. Está haciendo una película en la presa de Tenango”.
En 1956, Tenango de las Flores, en ese entonces ranchería de Huauchinango, se volvió el centro de atracción y prácticamente se transformó en un gallinero. Las señoras corrían a la hora del almuerzo con canastas para invitarle un bocadito al actor más conocido de todo México, el galán que a la fecha no ha sido superado: “Y no viene solo, dicen que viene con María Felix”, completaban el chisme las damas mientras lavaban en el río, mientras compraban en el mercado Nexaca, o cuando se encontraban a la vecina.
El alboroto nació cuando a Ismael Rodríguez se le ocurrió la puntada de convertir la Sierra Norte de Puebla y otros parajes de Veracruz y Oaxaca para su oda al “Amor Indio”, como subtituló a su historia protagonizada por un mazateco: Tizoc.
Qué mejor reparto para la época de Oro del Cine Mexicano: María Félix y Pedro Infante viajaron sin más problemas a una zona que para la época se encontraba a unas cinco horas de la capital y era mucho más conveniente que Oaxaca.
Cuentan los vecinos de la presa de Tenango –poblado hoy arrasado por la incertidumbre que provocó la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro- que al ídolo se le recibió hasta con música de viento.
«Era muy amable», dicen que las señoras bajaban y platicaban con él. Cruzaban en la lancha la presa con sus itacates en canasta. «Le venían a dejar su lunch. Y él era bien coqueto”, relata Abraham Orozco, lanchero de la presa de Tenango, una más de las que conforma el sistema hidroeléctrico de Necaxa. “Eso sí, María Félix no salía del remolque”, agrega. “No sabemos si era muy payasa, pero según nos cuentan grababa y se iba. Ni saludaba”, remata Abraham.
“Sí, el Pedro Infante a todos saludaba. Era, como dicen, el ídolo de la gente. Y la otra (María Félix) no quería tener contacto pero con nadie”, comenta Abraham Orozco, el lanchero que no pasa de 35 años y que sirve de guía. Increíblemente, tampoco pierde aliento al contar la historia mientras empuja los remos con sus brazos por casi una hora.
“Ahí está lo que viene siendo la Isla del Amor. Así le decimos porque las parejitas piden que uno las pase y volvemos por ellas después de unas horas. Ahí mismo fue donde grabaron la parte del rapto. El Tizoc se llama a la María Félix a una como cueva que está por ahí y ahí es donde llega el Ejército”, dice convencido, como si él mismo hubiera estado ahí.
La zona actualmente está protegida por Profepa. Parvadas de garzas blancas se mantienen a las orillas del dique y hay patos dando vueltas nadando. Por lo menos seis especies más de aves abundan en la zona y es delito cazarlas. Los peces sí pueden ser pescados, con ayuda de hilo y carnada; es sencillo si se tiene paciencia.
«A la organización de lancheros», dice Orozco, “no le va mal. En Semana Santa dan hasta 10 viajes por día. Pero los turistas no dejan de preguntar cómo era Pedro Infante, como se veía, cómo era».
“Dicen que se notaba que era buena persona y sí cantaba muy bien, bueno, eso dicen”. Y cómo no recordar frases del ídolo mexicano, y el canto del indio Tizoc. Aunque a Abraham se le pide entre bromas que cante poquito entre el recorrido él nomás se chivea y se tapa la cara.
De la que no tienen muy buenos recuerdos es de María Félix. Cuya imagen fue llevaba al centro de la Iglesia de San Miguel Arcangel en Tenango, donde también se filmaron escenas de interiores. Ahí colocaron la falsa virgen de bulto hecha a semejanza de la actriz. “Pero de buena no tenía nada. Le digo, joven, que nomás se quedaba en su remolque. Ella y Pedro se quedaron en la casa de visitas de Luz y Fuerza en (el campamento) La Mesa. Y ella tampoco salía de ahí”, cuenta un tanto indignado sin dejar de remar el buen Abraham.
Los pobladores casi no tienen recuerdos de la doña. En la presidencia auxiliar de Tenango sí se tienen imágenes de Pedro Infante pero no de María Félix. Caracterizado el actor aparece fotografiado con los pobladores. Ahora las fotos son joyas que guardan casi a piedra y lodo las autoridades.
El paisaje luce verde en extremo, la locación no ha cambiado en nada y solamente faltan los borregos dando vueltas para ser idéntico al de la cinta. Bien podría andar por ahí Pedro Infante cantando “te quiero más que a mis ojos” a su niña María. Por lo menos está su casa, el árbol y el recuerdo de la gente que después de tres generación lo sigue recordando.