Como un recordatorio urgente de la importancia de los glaciares no sólo a nivel global, sino también regional, el Centro de Investigaciones en Ciencias Agrícolas (CICA) de la BUAP realizó una jornada de conferencias en las que analizaron cómo estos grandes bloques están perdiendo volumen y la forma en cómo afecta este fenómeno a la población y a los ecosistemas, además de buscar propuestas que contribuyan a su conservación.
El encuentro se realizó de forma virtual, en el marco del Día Mundial del Agua, bajo la dirección de los doctores, Víctor Tamariz Flores, Rosalía Castelán Vega y Adrián Saldaña Munive, con la participación de 75 personas de diferentes instituciones educativas. El objetivo fue destacar la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos hídricos.
Al respecto, el doctor Tamariz Flores insistió en que existe una preocupación por parte de la comunidad científica para buscar soluciones que contribuyan a frenar la pérdida de los glaciares, que son de suma importancia para diversos hábitats y la propia existencia humana.
Mencionó que el hielo de los glaciares representa una fuente muy importante de agua dulce para consumo humano por el deshielo gradual; sin embargo, en los últimos años, el calentamiento global ha provocado que estos grandes bloques se derritan más rápido y en cantidades mayores, lo que impide su recuperación, además de provocar otros efectos.
Por ejemplo, la disminución de su tamaño incrementa el reflejo de los rayos solares, es decir, la blancura de los glaciares funciona como espejo y hace que los rayos solares regresen al espacio. Pero al carecer de este espejo, los rayos calientan el agua, lo que dificulta su proceso de solidificación e impide su formación.
Otra repercusión se observa en el calentamiento de los océanos ante la falta de agua sólida, lo que aumenta el nivel del mar hasta en 2.5 cm, algo negativo para el planeta, al favorecer la inundación de zonas costeras y las consecuentes afectaciones para sus habitantes.
En ese sentido, refirió que la nación vive ya este incremento, principalmente en las costas del Golfo de México, donde se ha registrado el avance del mar, alcanzando regiones habitacionales en el estado de Tabasco y el sur de Veracruz, principalmente.
“Se estima que de seguir este fenómeno en los mares, podremos alcanzar niveles de 10 a 15 cm, lo que agravaría el problema. Además, no hay que olvidar que los océanos fríos tienen una biodiversidad muy específica de animales terrestres y marinos, pero si las condiciones cambian, estos ecosistemas se afectarían, empezando por el plancton, una fuente importante para diversas cadenas alimenticias, lo que tendría repercusiones negativas y daños en las zonas costeras donde viven pescadores que se alimentan de los productos del mar”.
Otro factor preocupante, se vincula con los intereses de las potencias mundiales por aprovecharse del deshielo de los glaciares. Explicó que en el subsuelo de estas regiones glaciares hay grandes reservas de hidrocarburos, incluyendo petróleo y gas natural. La disminución de la capa de hielo marino facilita la exploración y extracción de esos recursos, de ahí el interés de algunos países como Estados Unidos. De hecho, recordó que incluso en algunas regiones de Rusia, Asia y Oriente ya se realizan extracciones.
En cuanto a México, el problema también es complejo debido a que sus glaciares, ubicados en las montañas más altas, como Iztaccíhuatl, Popocatépetl, el Pico de Orizaba o el Citlaltépetl, también están disminuyendo debido a diversos factores. De hecho, investigadores de la UNAM reportaron que el glacial de la Malintzi había desaparecido en el año 2018.