¿Compras ropa nueva cada cambio de temporada? ¿Te dejas llevar por las modas pasajeras? Si es así, déjanos decirte que estás ayudando a que este planeta se acabe más pronto de lo esperado.
No queremos que dejes de lucir con estilo, sino que tengas un consumo responsable y reduzcas tu adquisición de ropa. Además, deberías saber que quien realmente tiene caché, no necesita de la fast fashion y las tendencias. Un verdadero fashionista compra prendas básicas, de calidad y durabilidad que pueda combinar con cualquier cosa.
Esto implica optar por marcas sustentables y locales, además de reparar, reutilizar y renovar lo que ya tenemos. La ropa que ya «pasó de moda» o que no está en tendencia, según nadie, ha terminado en el hermoso desierto de Atacama, en Chile.
Millones de prendas se acumulan en un vertedero clandestino, un símbolo de la desigualdad y de cómo el consumo desmedido contamina el planeta.
Aquí puedes encontrar montañas de ropa de segunda mano que llegó de Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia, fue descartada para su reventa y acabó sobre la arena, al aire libre emitiendo gases tóxicos mientras se descompone.
Reportes sobre la industria textil han expuesto el alto costo de la moda rápida, con trabajadores infrapagados, denuncias de empleo infantil y condiciones deplorables para producir en serie.
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A ello hoy se suman cifras devastadoras sobre su inmenso impacto ambiental. La contaminación que genera la producción de ropa alcanza también a la tierra y el agua. Y no solo su fabricación, ¡incluso lavar la ropa desemboca en un aproximado de 500 mil toneladas de microplásticos al año en los océanos!
¿Te has quedado sorprendido? Tal vez sea hora de invertir más en los estudios y en la personalidad, que en un la facha.
Con información de El País/ Foto: Martín Bernetti AFP