Sinar Corzo Esquinca, activista y defensor de los derechos humanos, murió asesinado la noche del pasado jueves 3 de enero, a pocos metros de su casa en la ciudad de Arriaga en Chiapas. De acuerdo a Proceso, Corzo era reconocido por su constante trabajo en defensa de su comunidad y derechos elementales como el agua, la salud y los servicios básicos.
Según lo relatado por los testigos, cerca de las 10 de la noche, mientras Sinar Corzo caminaba hacia su casa por el parque central de Arriaga —una pequeña ciudad de 40 mil habitantes al norte de la costa chiapaneca— cuando un hombre sobre una motocicleta le disparó. El activista falleció en el lugar de los hechos.
De acuerdo a Reforma, Corzo había pasado la mañana en una reunión con la presidencia municipal en la que había solicitado la construcción de caminos para las comunidades aledañas. El activista era miembro del Comité Ciudadano de Defensa de los Derechos Humanos Coloso de Piedra y se dedicaba al adiestramiento de caballos y equinoterapia.
Por sus reconocidas participaciones en protestas sociales fue encarcelado e intimidado en bastantes ocasiones. En 2015, la CNDH tuvo que intervenir contra Manuel Velasco —gobernador en ese momento— y las autoridades de Arriaga porque habían arrestado a Corzo y lo “trataron indignamente” por demandar agua potable en las comunidades del Istmo-Costa de Chiapas. Sinar Corzo Esquinca estudió comunicación social en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en Xochimilco.
Mediante un comunicado de prensa, la Fiscalía General del Estado informó que ya empezaron las investigaciones por el asesinato del activista y avisaron de la creación de un grupo especial de peritos, policías ministeriales y fiscales para esclarecer este homicidio.