Si bien la Navidad es la festividad invernal más reconocida del mundo, antes existieron otras formas de festejar cerca del solsticio de invierno. Una de ellas fueron los Saturnales, una celebración romana decembrina y probablemente su festividad más popular. Aunque no existiera la Navidad en la Antigua Roma, dicha festividad guarda algunos parecidos con las celebraciones navideñas como las conocemos.
Por ejemplo, de acuerdo con Britannica los trabajos se suspendían, era una época de muchos ánimos positivos y se regalaban distintos objetos entre los romanos. Originalmente comenzaba el 17 de diciembre y llegó a extenderse hasta una semana, todo dedicado al dios romano Saturno.
«La influencia de los Saturnales en las celebraciones de la Navidad y el Año Nuevo ha sido directa. El hecho de que la Navidad se celebrara en el cumpleaños del sol invicto otorgó a la temporada un trasfondo solar, relacionado con los primeros días de enero», menciona Britannica.
No es casualidad que los Saturnales estuvieran exclusivamente dedicados a Saturno, pues él era considerado el dios de la agricultura. Entonces, considerando que la temporada de invierno era perjudicial para los cultivos, los festejos eran, de alguna forma, la manera de los romanos para pedirle protección a Saturno.
Los regalos e intercambios en la Antigua Roma
Intercambiar regalos bajo un clima frío definitivamente no es una práctica nativa de la modernidad. En los Saturnales, los romanos ya intercambiaban presentes entre ellos, aunque estuvieran celebrando a uno de sus dioses. Además, no solo existían los regalos, se implementaban muchas concesiones con algunos sectores de la población que no se tenían durante el resto del año.
En los últimos días de la festividad, conocidos como Sigillaria, los romanos intercambiaban regalos hechos con cera; por ejemplo, velas, modelos de frutas o estatuillas. Asimismo, los romanos creían que los Saturnales eran un momento para que absolutamente todos celebraran, por ello le permitían a los esclavos decir y hacer lo que quisieran. Además, se levantaban restricciones en otras actividades comúnmente penadas como las apuestas.
«Las calles estaban infectadas con una locura similar al Mardi Gras; se elegía a un rey ficticio; el saludo estacional «io Saturnalia» se escuchaba por todas partes. Los últimos días eran conocidos como Sigillaria, debido a la costumbre de hacer, hacia el final del festival, regalos de cera que eran modelados por los sigillarii», menciona Britannica.
Finalmente, resulta interesante pensar que hace milenios existió -aunque en otra forma- una especie de Navidad en la Antigua Roma. Sin embargo, los Saturnales fueron una festividad cargada de su propia esencia de la que, de hecho, las celebraciones invernales modernas bebieron mucho.
Con Información de National Geographic