Don’t look up! (No mires arriba) fue trending topic durante la semana de su estreno por su critica social que fue dura y contundente. Y es que sí, el mundo, su consumismo y sus redes sociales, crean una burbuja absurda, que no nos permite percibir el verdadero peligro que corremos. Merecemos nuestra extinción.
La trama de Don’t look up! es tan sencilla y tan distópica como nuestro día a día, solo que el virus descontrolado y pandémico que estamos sufriendo ha sido sustituido por un cometa que se aproxima irremediablemente a la tierra. A partir de esta premisa, comienza la demencia.
La doctoranda Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) y su director de tesis Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) son los descubridores de este cometa, cuya cercanía al sistema solar pone en riesgo nuestra pervivencia. El tamaño kilométrico del cometa hace pensar en una colisión mortal que acabará con la vida en la Tierra.
El hallazgo tiene tal relevancia científica que, de inmediato, se pone en conocimiento del doctor Oglethorpe (Rob Morgan), con quien viajan a Washington para revelárselo a la presidenta de los Estados Unidos, Orlean (Meryl Streep). Las elecciones están cercanas, se teme por la reelección y un escándalo en el seno del partido puede poner en peligro el resultado. El cometa Dibiasky, que asume el nombre de su descubridora, tendrá que esperar un mejor momento.
Indignados, los científicos acuden a la televisión, mientras cientos de periodistas e influencers tratan de hacer de la noticia el mejor clickbait. Ante los edulcorados periodistas Brie (Cate Blanchett) y Jack (Tyler Perry), los astrónomos pierden la calma, indicando que el fin del mundo está cerca y eso no está sometido a contemplaciones. El resultado no es el esperado, tan solo un aluvión de memes por toda la red.
Desesperados, Dibiasky y Mindy intentan ganar tiempo a la colisión, hasta que la Casa Blanca vuelve a reclamarlos: el cometa es real, se aproxima a la Tierra y necesitan tenerlo bajo control. Todo cambiará cuando un magnate de las telecomunicaciones descubra los componentes del meteoro y los intereses económicos prevalezcan sobre el sentido común.
El aluvión de figuras que se incorporan a Don’t look up! es soberbio. A los consabidos Streep, DiCaprio, Lawrence o Blanchett se añaden Jonah Hill (espléndido en su papel de hijo de la presidenta), Timothée Chalamet, Ariana Grande o un irreconocible Chris Evans.
Es difícil, por no decir imposible, no sucumbir ante el histrionismo trastornado de Don’t look up!, y tampoco aprehender, en un solo visionado, los innumerables guiños críticos que McKay coloca a su perverso antojo: un retrato de Nixon y de Bush en la Casa Blanca, una ola de negacionistas, comentarios sangrantes sobre la clase trabajadora, los conglomerados móviles que son capaces de comprar la Biblia de Gutenberg para perderla e incluso la violencia policial contra los afroamericanos. La escena en la que el doctor Oglethorpe es capturado por el FBI es elocuente sobre esta crítica.
Con todo, existen innumerables reproches que se pueden realizar a esta película extrema, alguno de las cuales nos implica directamente. La expresión de la presidenta al mencionar “científicos de México y España revisan sus datos” y la respuesta de desconcierto de DiCaprio son ofensivos de principio a fin.
A pesar de ello, Don’t look up! es un impecable ejercicio democrático, con un plantel incontable de estrellas dispuestas a bajar de los cielos para profundizar en los infiernos de nuestro sistema.
Y quédense con una reflexión: al final va a ser verdad que lo teníamos todo. No dejen de verla.
Con información de Huffington post