Los premios más importantes de la industria musical anglosajona comenzaron hablando en español. Bad Bunny puso de pie y a bailar con El apagón a los Grammy desde que entró a la arena Crypto.com de Los Ángeles. “Ahora todos quieren ser latinos”, lanzó durante su actuación, llevada al público estadounidense por la cadena CBS, quien ofreció subtítulos que anunciaban “cantando no en inglés”. El boricua cerró 2022 como el artista más escuchado del planeta en las plataformas de streaming y conuna gira mundial donde llenó estadios más grandes que el que albergó la gala de esta noche. Este domingo el artista, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez, arrancó la velada con un hecho histórico. Era el único latino que ha colocado un disco en español en la categoría de Álbum del año, una de las más relevantes. Sin embargo, solo conquistó la categoría de música urbana. Y Rosalía se llevó Álbum latino de Rock o Alternativo con Motomami. La noche, sin embargo, fue de Beyoncé, quien se ha convertido en la artista que más Grammy ha ganado en la historia.
Beyoncé llegó impuntual a su gran noche. La reina de la música pop mostró que es de carne y hueso y falible como el resto de los mortales ante el cruel tráfico de Los Ángeles. Habían pasado 40 minutos cuando en el escenario se la llamó para que recogiera el premio a mejor canción de Rythm & Blues, por Cuff it. Fue el legendario guitarrista de Chic, Niles Rodgers, y colaborador del éxito quien subió al escenario en su nombre. “Me sorprende que el tráfico pueda detenerte”, dijo Trevor Noah, el presentador de la noche, a Beyoncé cuando esta finalmente llegó, varios minutos después. “Pensé que viajabas por el tiempo y el espacio”, añadió el comediante sudafricano, quien repitió el mismo papel que el año pasado y recientemente generó muchos titulares por renunciar a su exitoso talk show nocturno.
Aquel premio era el tercero de la noche para Beyoncé, que formó parte de Destiny’s Child, el grupo que la hizo ganadora por primera vez en 2001 por Say My Name. Durante la ceremonia que precede a la transmisión televisiva, la cantante de Houston ya había triunfado en las categorías de mejor interpretación de R&B tradicional (Plastic Off the Sofa) y mejor grabación dance o electrónica (Break My Soul). Con su nuevo disco, Reinassance, la estrella consiguió nueve nominaciones. Empató a su esposo, el rapero Jay-Z, con 88 candidaturas. Tres premios ganados bastaban a Beyoncé para que igualara al director de orquesta húngaro Georg Soltri como el mayor triunfador de la Academia de la Grabación. La noche tenía más sorpresas para la artista, quien ganó cuatro estatuas. El miércoles, anunció su primera gira mundial en cuatro años. El evento promete poner a prueba el servicio de venta de billetes de Ticketmaster tras el fiasco con Taylor Swift.
“Estoy tratando de no emocionarme demasiado, solo de recibir esta noche”, afirmó sobre el escenario una emotiva Beyoncé cuando logró su Grammy número 32, con el que superaba los 31 de Soltri. Agradeció a su familia y, especialmente, a su tío Jonny, una influyente figura que ayudó a criarla junto a su hermana, Solange. Jonny, un hombre gay que murió por el VIH, expuso a la artista a mucha de la música bailable de los años setenta e influencias negras que dan forma a Reinassance, una obra que ha sido pensada como la primera entrega de una trilogía.
“Eres la artista de nuestras vidas”, confesó a Beyoncé Lizzo, la ganadora de Grabación del año por About Damn Time. La cantante es una activista que derriba barreras y empodera a mujeres que habían vivido en los márgenes de la industria del entretenimiento. Originaria de Detroit, Lizzo está en una racha de éxito. En septiembre ganó un Emmy por un reality que da voz a mujeres que son felices con el cuerpo que tienen. Lizzo está a medio camino del famoso EGOT (Emmy, Grammy, Oscar y Tony), es decir, reunir los premios más importantes de Estados Unidos. Viola Davis se convirtió este domingo en la decimoctava persona que se suma a esta exclusiva lista. Ganó por dar voz a sus memorias en su audiolibro.
El Grammy más codiciado, disco del año, fue para Harry Styles por Harry’s House, otro fenómeno que competía por primera vez en las categorías más relevantes: Grabación, Álbum y Canción. Hace dos años, solo había ganado en la categoría de mejor actuación de pop en solitario, con el tema Watermelon Sugar. “Nadie toma decisiones en los estudios de grabación pensando en cómo conseguir uno de estos”, dijo Styles sosteniendo el gramófono, el segundo que se llevó en la noche (el otro fue por el mejor álbum pop vocal). El año pasado, Styles llenó por 15 noches consecutivas el Madison Square Garden de Nueva York. Al otro lado del país hizo lo mismo en el Forum de Los Ángeles.
La noche tuvo un marcado tributo a las diferentes herencias que ha dejado la música negra en la industria. Esto fue el hilo conductor de los espectáculos musicales de la gala. Desde el premio por la trayectoria que la Academia otorgó a Berry Gordy, el ejecutivo que creó el distintivo sonido del Motown de Detroit, y a Smokey Robinson, una de las voces más reconocibles del género con su grupo, The Miracles. Fue Stevie Wonder el encargado de rendirles un tributo con Tears of a Clown y Higher ground, un éxito de Innervisions, de 1973. En la categoría de Mejor artista nuevo ganó Samara Joy, una cantante negra de jazz de 23 años del Bronx cuya voz suena a leyendas como Billie Holiday.
Si Jay-Z y Beyoncé encabezan una monarquía en un reino que difumina los límites entre los negocios y la música, la noche también ha dado espacio a los talentos que llevan menos tiempo en la corte real, pero cuya influencia actual es notoria. Es el caso de Kendrick Lamar, el rapero de Compton, uno de los bastiones angelinos del rap. Lamar ganó tres premios, incluyendo el Mejor Álbum de rap por Mr. Morale & The Big Steppers, una obra que invita a debatir los roles masculinos, la terapia e incluso a hablar sobre la violencia doméstica. “Encontré la perfección con este disco”, aseveró Lamar, quien con 35 años ya suma 17 galardones.
El mensaje más importante de la noche llegó con el número más memorable, un desfile de las voces que dieron forma al hip-hop, un género que cumple medio siglo. La fecha, según calcula el rapero LL Cool J (aunque no hay consenso sobre el tema), se toma desde el lanzamiento de las primeras grabaciones de Grandmaster Flash y los Furious Five. Aunque el origen exacto sea borroso, los 26 números y mc’s (maestros de ceremonias) que desfilaron por el escenario de la arena Crypto mostraron la fuerza que ha ganado. Estuvieron Black Thought, Run DMC, Dj Jazzy Jeff (sin Will Smith), Public Enemy, Rakim, De la Soul, Scarface, Ice-T, Queen Latifah, Method Man, Busta Rhymes y Missy Elliot, entre varios más.
El largo número, que abarcó éxitos de las cinco décadas, entierra una polémica no tan lejana. En 2019, el rapero Childish Gambino, uno de los favoritos de aquel año, boicoteó los premios y no acudió a la gala en un gesto de protesta por el trato que los organizadores daban a las categorías de rap y hip hop, que en algunas ediciones han sido omitidas en la transmisión televisiva. Sucedió en 1989, cuando ganaron Will Smith y Jazzy Jeff, quienes fueron los primeros en comenzar una protesta. Hace cuatro años, cuando Gambino se convirtió en el primer rapero que ganaba Canción del año por su viral This is America, su ausencia marcó la ceremonia. Y la de esta noche será recordada como la de la voz del rap y la que consagró a Beyoncé.
(Con información de El País)