El tercer lunes de enero ha adquirido fama de ser el día más triste del año, en buena medida porque de unos para acá se ha popularizado la denominación de «Blue Monday» para esta fecha, supuestamente como resultado de una fórmula matemática que le da legitimidad.
De acuerdo con la historia, que a la fecha no es tan precisa como se quisiera, dicha fórmula fue parte de un encargo que una agencia de viajes hizo al psicólogo británico Cliff Arnall en 2005 y que éste publicó después en 2009, modificada. Cabe anotar que el término «blue» tiene en inglés no sólo el significado de «azul», que es la más común, sino también de «triste» (como en la expresión «feeling blue», que podría traducirse como «sentirse triste» o, más coloquialmente, «bajoneado», «alicaído»).
En su ecuación, Arnall propuso una relación entre variables como las condiciones climáticas, el estado de las deudas promedio de una persona (la diferencia entre la deuda acumulada y la capacidad para pagarla), el tiempo transcurrido desde Navidad, el tiempo en el que fracasa el cumplimiento de nuestros propósitos de año nuevo, los bajos niveles de motivación y el sentimiento de necesidad de tomar acción para mitigar los efectos de estos factores en nuestras vidas. Todo lo cual encontró esta notación algebraica:
En donde:
W: Tiempo atmosférico
D: Deuda
d: Sueldo mensual
T: Tiempo transcurrido desde Navidad
Q: Tiempo donde se desiste de los propósitos de año nuevo
M: bajos niveles de motivación
Na: Sensación de necesidad de hacer algo.
Obteniendo como resultado de dicho cálculo el día en que el ánimo personal y colectivo se encuentra en su punto más bajo.
Bajo esta perspectiva se puede considerar que, para muchas personas, recuperarse de la temporada navideña y de fin de año no es sencillo. Los días de asueto, los gastos, las experiencias vividas con amigos, familiares o con la pareja –agradables y desagradables–, además de la perspectiva de comenzar un nuevo año, entre otros, son algunos de los factores de importancia que pueden hacer que apenas pasadas un par de semanas de enero el ánimo se vea un tanto golpeado.
Cabe señalar también que, en años más recientes, esta fórmula ha sido calificada de «pseudocientífica», pues para matemáticos más serios el cálculo no tiene ningún sentido.
Por otra parte, Dean Burnett, doctor en neurociencias del Departamento de Medicina Psicológica y Neurociencias Clínicas de la Universidad de Cardiff, ha sostenido que el Blue Monday es una farsa, pues a su juicio, una efeméride así parece afirmar que la depresión es un tema menor, temporal o pasajero, y en ese sentido, que sólo se sufre en un momento en específico. Para Burnett, asegurar que existe el día más triste del año no tiene ningún sentido, pues eso significaría que los mismos factores afectan a todas las personas del mismo modo y que esto los llevaría a sentirse tristes al mismo tiempo (siguiendo un poco la misma lógica que anima los horóscopos).
Más allá de las diferentes perspectivas, el «lunes triste» es un excelente pretexto no sólo para reflexionar sobre , sino también para no dejar que una tendencia casi global nos predestine a qué sentir y cuándo sentirlo.
Años después de su invento, Cliff Arnall se retractó de todas sus declaraciones en torno al Blue Monday, y en 2016 formó parte de una campaña para acabar con el mismo a través del hashtag en redes sociales #StopBlueMonday.
Este 2023, el Blue Monday será el próximo lunes 16 de enero.
(Con información de Pijama Surf)