Por Fernando Zuloaga Goyri
CEO & Founder en ZOLKING
Experto en Cine y Televisión
Twitter: @FZGTV
Bohemian Rhapsody ha recaudado hasta ahora más de 150 millones de dólares en taquilla a nivel mundial en su primer fin de semana y se consolida como uno de los grandes éxitos de la temporada, que da a la industria cinematográfica la lección de siempre: lo importante es entretener.
No, Bohemian Rhapsody no es la historia de Freddy Mercury, es un grandioso videoclip con pinceladas de la vida del cantante y la conformación y ascenso de Queen, que no sería tan efectivo y estimulante si no fuera por la música y por el dinamismo que logra la edición. Sin duda un producto entretenido, que logra satisfacer a los más insípidos fanáticos, pero no una película entrañable y trascendente.
El guión carece de una tesis contundente, es anecdótico, no muestra la complejidad ni la esencia del icono de la disrupción que fue Mercury para la industria musical mundial, tampoco hace una introspección del ser humano, del niño que se cuestionaba si ésta vida es real o era su imaginación distorsionada la que vivía otra realidad, de un hombre que lo sexualizaba todo, que se impuso ante su familia y amigos para ser él mismo, que encaró su diagnóstico de SIDA con canciones como The Show Must Go On y Who Wants To Live Forever, escandalizando a los más atrevidos en una década en el que también se libró una guerra contra la doble moral; la cual predomina en este film mostrando a los otros integrantes del cuarteto alejados por completo del sexo y las drogas (quizá por que ellos estuvieron involucrados en el desarrollo de la película) restándole credibilidad a la misma. Inconcebible pues el guionista es Anthony McCarten responsable de grandes películas como Theory Of Everything y recientemente Darkest Hour cuyos protagonistas fueron multipremiados.
Si no fuera por la interpretación de Rami Malek (Mr. Robot) en el último tercio de la película difícilmente lograrían conmover y contagiar el espíritu musical de Mercury, sobre todo en las secuencia final durante el concierto de Live Aid, y por la cual Malek estará nominado al Oscar pues hasta frunce el ceño tal y como lo hacía Mercury.
FOX STUDIOS, REGENCY y la misma agrupación perdieron una oportunidad única para hacer un retrato intimista de una de estrella de la música que trascendió generaciones y merecía una película a su altura, respetando al menos la estructura y emulando la “historia” de la canción que le da el nombre. Esa sí, una obra maestra, cuya letra fue inspirada por la obra trágica de Fausto de Goethe y que musicalmente rinde tributo a Bach y Mozart.
Si van ver Bohemian Rhapsody con la expectativa de conocer a profundidad la vida de este genio musical, no encontrarán nada más relevante de lo que se puede leer de él en Wikipedia y en un orden cronológico maniqueo que les demostrará que la realidad de Freddy Mercury supera, literalmente, a esta ficción.