Cuando vas al supermercado, alguna vez te has preguntado, ¿qué hacen con los aguacates maduros que no se vendieron? Increíblemente, sigue el kilo en $90 pesos en el Walmart, aunque ya sean incomibles.
Gran cantidad de frutas, verduras, lácteos, alimentos envasados, así como productos en buen estado, tristemente terminan en los cestos de basura de los grandes supermercados.
Lo mismo pasa cuando es hora de limpiar tu refrigerador, terminas tirando verduras, topers llenos de comida y plátanos negros que ya no se te antojan.
En otras palabras, miles de pesos se tiran, literalmente, a la basura. Un gasto económico que bien podría destinarse a combatir la situación de hambre y desnutrición que se vive a escala mundial.
¿De dónde provienen los alimentos desechados?
Según los resultados del estudio liderado por la ONU, la mayor parte del desperdicio de alimentos —equivalente a un 61%—, proviene de los hogares.
Luego, un 26% pertenece al rubro de servicio de alimentos, por ejemplo, de restaurantes, hoteles o establecimientos educacionales. Y, finalmente, un 13% proviene del comercio, como supermercados o pequeños almacenes.
Algunas investigaciones lograron reunir información de siete diferentes puntos geográficos, pertenecientes solo a 4 países de Sudamérica: Belice, Brasil, México y Colombia.
De acuerdo con los resultados, Belice desperdicia 53 kilos por persona al año, mientras que en Brasil fueron 60, en México 94 y en Colombia 70.
En México se desechan 38 toneladas de comida por minuto, con ello se podría alimentar a las 25.5 millones de personas que viven en carencia alimentaria. ¡Vaya cifras!
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¿Cuáles son los efectos del desperdicio de comida en el mundo?
Si un 17% de los alimentos disponibles en el mundo se desechan, es de esperar que esto tenga un fuerte impacto económico, social y medioambiental.
De acuerdo con la ONU, se estima que entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con comida que no se consume.
Por ejemplo, si es un vegetal, debemos pensar en la cadena que hay detrás de él para que llegue a un hogar: desde la tierra donde se cultiva (terrenos que muchas veces son clave para el hábitat natural de una determinada región) hasta los fertilizantes, el proceso de empaque, el almacenamiento (que en su mayoría requiere de bajas temperaturas que dependen del combustible), el transporte, etc.
Lo mismo sucede en el caso de la carne, para la que se necesita una tremenda cadena de producción y procesamiento antes de que llegue a la boca del consumidor.
Por otra parte, en términos económicos el desperdicio de alimentos no solo afecta el bolsillo del consumidor (pues está pagando por un producto que no está comiendo) sino también al mercado en general.
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¿Cómo podemos reducir el desperdicio de alimentos?
Te damos algunas sugerencias fáciles:
- Compra de forma planificada y la cantidad correcta de porciones.
- Lleva un registro de lo que se compra y efectivamente se usa.
- Es importante verificar y entender la fecha de vencimiento de un determinado producto. En el caso de que un alimento vaya a caducar pronto, se puede congelar.
- No tires a la basura las frutas y verduras que se vean «feas». Muchos alimentos se desperdician porque no cumplen con los requisitos de forma, tamaño o apariencia que solemos asociar con la «calidad» de un producto.
- Mantén el refrigerador a una temperatura adecuada de aproximadamente 5°C es esencial para que perduren los alimentos.
Con información de BBC