Ocho años después del aparente suicidio del rapero venezolano Canserbero y a pocos días de que la revista Rolling Stone lo pusiera a encabezar la lista de los 50 grandes de nombres en la historia del rap, la Fiscalía venezolana ha reabierto las investigaciones sobre su muerte. Pocas semanas después, en plena Navidad, ha tenido resultados y ha revelado que finalmente la hipótesis del suicidio, sobre la que siempre hubo dudas, dio un vuelco. El rapero, cuyo nombre es Tyrone José González Orama, según la nueva versión de las autoridades fue asesinado a puñaladas por su representante, María Natalia Amesquita, pareja del músico Carlos Molnar, quien también murió por las heridas que esta le infligió.
El fiscal Tarek William Saab, que en las últimas semanas ha dado varias ruedas de prensa sobre el caso, este jueves ha pedido en cámaras poner a sonar una de las canciones más emblemáticas del rapero, lo ha llamado mártir y confesó haber coincidido con él en un estudio de tatuajes. “Hemos cumplido y Canserbero puede descansar en paz donde sea que esté, porque quienes lo mataron ahora están presos”, dijo durante una comparecencia en la que terminó con un “¡Canserbero vive!”, una adaptación del eslogan usado y repetido en casi todos los actos oficiales para honrar al expresidente Hugo Chávez. A la par, el funcionario ha revelado los resultados de la investigación recogidos en una serie de videos tomados de la confesión de quien era la manager del artista y de su hermano, el productor musical Guillermo Amestica, también implicado en el crimen. Ambos aparecen esposados durante los interrogatorios policiales hechos de madrugada la semana pasada, según el fiscal.
En su relato, María Natalia Amestica cuenta de unos desencuentros por dinero con su pareja, Carlos Molnar, músico y amigo de Cansebero, por los gastos de organización generados durante una gira del artista por Chile realizada ese año. También había discutido con Canserbero, quien supuestamente le había pedido que no fuera más su representante. Estos serían los móviles para cometer el crimen cuando ambos fueron a su casa a grabar unos videos para sus próximas presentaciones. Ella les preparó un te al que le colocó un ansiolítico y cuando Molnar estaba somnoliento le clavo unas puñaladas en el cuello. Según su relato, Canserbero la vio, por lo que luego, cuando este cayó dormido, también le hizo dos heridas en el costado. Amestica llamó a su hermano, quien a su vez pidió ayuda a unos funcionarios del servicio de inteligencia estatal, el Sebin, para arreglar la escena y simular que el rapero había asesinado a su amigo en medio de un brote psicótico por esquizofrenia y que luego se habría lanzado por una ventana del apartamento de Amestica, ubicado en el piso 10 de un edificio en la ciudad de Maracay, a 100 kilómetros de Caracas, el 20 de enero de 2015.
La cadena de complicidades no habría terminado ahí. Según el testimonio de los hermanos, los policías judiciales que acudieron a investigar el suceso pidieron 10.000 dólares de soborno para que sostener la hipótesis del homicidio-suicidio. Luego de lo ocurrido, los Amestica se fueron a Chile, según la investigación, pero regresaron a Venezuela luego de que la causa fue sobreseída. “Dichas brutales revelaciones expresan como los hermanos Amestica, de origen chileno, se confabularon por odio, envidia, sed de venganza y ambiciones financieras, para matar a Tyrone González, Canserbero, y a Carlos Molnar”, declaró el fiscal.
María Natalia y Guillermo Amestica habrían sido detenidos la semana pasada, de acuerdo con declaraciones hechas en redes sociales por Claudia Amestica, hija del productor imputado, quien negó los señalamientos del fiscal y aseguró que sus familiares estuvieron incomunicados durante nueve días, desde que entraron a declarar a una sede policial. Denunció que les negó el acceso a sus abogados. Además, las autoridades detuvieron este martes a la médico patóloga Solangel Mendoza, quien habría hecho la primera autopsia a Canserbero en 2015. Saab también ha adelantado lo que podría ser una nueva causa: el supuesto cobro indebido de las regalías por los tres álbumes del rapero asesinado.
En los últimos dos meses en Venezuela, el chavismo ha tenido que asumir la elevada participación en las primaria en las que María Corina Machado aglutinó todo el apoyo, ha regresado a las negociaciones con la oposición en Barbados, abrió un frente contra Guyana con un referéndum sobre el Esequibo que dejó dudas de su músculo de movilización, canjeó prisioneros estadounidenses por el empresario Alex Saab, vinculado a los negocios del Gobierno y señalado por presunto lavado de dinero en Estados Unidos. También, ha metido en su agenda la reapertura del caso de Canserbero, la exhumación del cadáver del rapero, del que hizo una autopsia virtual con reconstrucción 3D de los restos ya esqueléticos —”la primera que se hace el país”, según Saab— con lo que finalmente logró la detención y confesión de los asesinos y los funcionarios que falsearon la escena del crimen.
La revisión del mito de Canserbero, recientemente elegido por la revista Rolling Stone como el mejor rapero de la historia en lengua española, también tuvo tribuna en el nuevo programa que lanzaron Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores, Maduro Podcast, quienes tuvieron como uno de sus primeros invitados al fiscal Saab a principios de diciembre. En la conversación distendida con audífonos de cascos, el titular del Ministerio Público se explayó en sus sospechas sobre las capacidades de una persona con esquizofrenia de sacar los vidrios de la ventana para suicidarse, como indicaban las hipótesis iniciales que señalaban que el artista tenía ese trastorno mental, y en cómo debería verse el cuerpo de alguien que se ha lanzado desde un décimo piso. En ese espacio el fiscal reveló que la escena del crimen de Canserbero había sido montada, a lo que Maduro refrendó que todo parecía indicar que “a ese muchacho” lo habían asesinado y la primera dama aprovechó para destacar el “compromiso con las buenas causas” y describir como “una luz” al fiscal Saab que, meses atrás, antes de reabrir este caso, inició una cruzada contra el reguetón.
(Con información de El País)