La Jornada de Oriente | Martín Hernández Alcántara | Cuartoscuro
El jurista Carlos Meza Viveros (CMV), actual vocero de la campaña del candidato a la gubernatura de la coalición Juntos Haremos Historia por Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, tramitó hace 14 años un amparo a favor de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, cuando esta fue detenida arbitrariamente por el gobierno del priista, Mario Marín Torres, hoy prófugo de la justicia.
El episodio fue revelado por esta casa editorial el 10 de enero de 2006, por el periodista Fermín Alejandro García, en la columna “Cuitlatlán”.
A propósito de que el caso de las vejaciones contra la autora del libro Los Demonios del Edén, el Poder que Protege la Pornografía Infantil ha recobrado notoriedad pública por las órdenes de aprehensión que hay sobre el llamado “góber precioso”, el exdirector de la otrora Policía Judicial, Adolfo Karam Beltrán, el empresario Kamel Nacif Borge y otro agente judicial, La Jornada de Oriente (JO) entrevistó con Meza Viveros.
JO –¿Cómo fue que usted intervino en la defensa de Lydia Cacho?
CMV –Sucedió en diciembre de 2005, estábamos en el (restaurante) Bellinghausen Londres de la Ciudad de México, el exgobernador de Puebla, don Manuel Bartlett Díaz y un grupo de notarios entre los que se encontraban mi querida Enoé González Cabrera, José Luis Salgado Vázquez, Alejandro Romero Carreto Pliego García, Elizabeth Candia de la Rosa y Gerardo Aguirre Zaldívar. Era una comida en la que el invitado especial era Bartlett, previa a la navidad.
Recibí una llamada de Jorge Estefan Chidiac, actual secretario de Finanzas del gobierno de Puebla que encabeza mi amigo, el licenciado Guillermo Pacheco Pulido. Jorge Estefan no me va a dejar mentir. Yo me levanté de la mesa, Jorge estaba agitado y me dijo que la periodista Katia D’ Artigues lo había buscado, muy preocupada, ya que una colega y amiga suya había sido detenida de manera ilegal en Quintana Roo; se trataba de Lydia Cacho.
Yo de inmediato instruí a dos de mis mas confiables abogados penalistas a que prepararan un amparo, dándoles los lineamientos para proteger a la célebre periodista, con la finalidad de suspender el acto privativo de su libertad por la flagrante ilegalidad que se estaba cometiendo. El amparo se presentó y la suspensión provisional fue concedida por la juez de control constitucional.
Recuerdo que en la mesa del Bellinghausen ya no hubo otro tema a partir de ese momento y la carrera de Marín se congeló junto con su reputación, pues desde ese día fue puesto en picota y hoy está de nuevo en el ojo del huracán, a 14 años de distancia.
JO –¿Qué pasó entonces, por qué el amparo no prosperó y Lydia Cacho fue encarcelada?
CMV –Lamentablemente familiares de la periodista contrataron los servicios de un abogado particular, quien impetró la protección constitucional reconociendo la existencia del acto reclamado, lo que tuvo como consecuencia que se sobreseyera el promovido de mi parte (esto fue relatado en la columna “Cuitlatlán”, ya antes referida).
A pregunta expresa, Meza Viveros dice que hay otros actores políticos que avalan sus dichos, como la entonces senadora del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Lucero Saldaña, quien es defensora de los derechos de la mujer y también intervino a favor de Lydia Cacho.
El también constitucionalista rememoró que tiempo después le sugirió a Marín, solicitar disculpas por sus actos:
“Recuerdo que tras el brutal escándalo mediático, en el que los operadores de Marín brillaron por su falta de tacto en el así llamado ‘control de daños’, durante un evento en la Antigua Escuela Militarizada Ignacio Zaragoza, le propuse al malogrado gobernador que pidiera perdón por los lamentables acontecimientos que lo pusieron en el patíbulo. Huelga decir que dicha conversación tuvo como testigos a Valentín Meneses (actual coordinador de campaña del candidato del PRI a la gubernatura de Puebla, Alberto Jiménez Merino) y posteriormente a su entonces secretario particular, Guillermo Deloya, pero Marín estaba reacio a escuchar, montado en una soberbia espartana que en lugar de beneficiarle lo hundiría cada vez más.
JO–Recuerdo que por esos días usted dictó una conferencia en la UDLAP y algunos estudiantes le reprocharon su relación con Marín…
CMV –Y también debe recordar que dejé clara mi intervención en este asunto, yo nunca avalé la actitud de Mario Marín. Expliqué el párrafo tercero del Artículo 97 constitucional, hoy abrogado, en una parte de mi ponencia hablé del llamado “Lydiagate” y di respuesta puntual a todas las preguntas. Insisto: sin tapujos y de manera frontal respondí que nunca avalé la actitud de Marín y que prueba de ello fue la atención que brindé de manera inmediata a la petición de Jorge Estefan Chidiac y de Katia D’ Artugues.
JO –¿Quisiera usted agregar algo más?
CMV –Lo que le he relatado viene al caso por la orden de aprehensión que hay contra el ex gobernador y otros involucrados, pero debo recalcar que mi testimonio está muy lejos de ser un dardo envenenado, todo lo contrario: mi testimonio es de primera mano y abona elementos para el debate. Un amparo que no vio la luz y la duda que siempre quedará en el aire: ¿qué hubiese pasado si Mario Marín hubiera actuado con más humildad y pedido disculpas ante los medios de comunicación, tal como yo se lo recomendé?
La entrevista con Carlos Meza Viveros finaliza prometiendo hacer más revelaciones sobre las veces que instó a Mario Marín a recular y pedir perdón.