Por Tania Leal
Más allá de la Catedral, la plazuela de Los Sapos y el Barrio del Artista, el perímetro del centro poblano abarca innumerables espacios arquitectónicos, testigos de acontecimientos históricos, leyendas y misterios ocultos.
Casa de los hermanos Rousset
Ubicada en: 9 Poniente entre 16 de Septiembre y 3 Sur
Siempre que escuchamos acerca de la Revolución de México, los poblanos reconocemos con orgullo que fueron los hermanos Serdán, de origen poblano, como nosotros, los que dieron inicio a esta lucha armada que cambiaría el rumbo de nuestro país.
Sin duda, deben existir cientos de personajes que participaron dentro de esta lucha y que no cuentan con el reconocimiento histórico que merecen por su labor. Éste es el caso de los hermanos Rousset.
Hombres muy delgados, vestidos pobremente pero muy gallardos, los Rousset eran apegados a Aquiles Serdán y dejaron de lado una buena posición económica gracias a la construcción de muebles y la fotografía por el activismo político; guardaban armas en su casa y se dedicaron a realizar propaganda política en las calles de nuestra ciudad.
Ligados a los clubes maderistas de México, descubren una conspiración en contra de Madero, en la cual pretendían asesinarlo. Gracias a su pronta intervención, el atentado no se llevó a cabo. Eran activistas, pero no de los líderes, sino de los que trabajan debajo, los que realmente crean las redes y las simpatías.
Una vez que Serdán fue apresado, fueron ellos quienes consiguieron al abogado que intentaría su liberación. Ya muerto Serdán, continuaron organizando manifestaciones y haciendo trabajo político en la ciudad; incluso, Benito Rousset llegó a ser regidor del ayuntamiento y, aunque hay fotografías que lo demuestran, en las actas no existe registro.
A pesar de los ideales y la lucha que mantuvieron por defender a la Revolución, una vez que ésta triunfó, les dio la espalda; las pocas tierras que les quedaban les fueron expropiadas por la reforma agraria, lo que los llevó a alejarse de la gente y a pasar la mayor parte del tiempo encerrados en su casa.
Al morir en la década de los cincuenta, su historia se volvió cada vez menos conocida, hasta hace unos pocos años, cuando se colocó una placa de reconocimiento en el domicilio en donde vivieron.
Cine Colonial
Ubicado en: 2 Poniente 1108
Antes de que el Cine Colonial proyectara películas para un gusto muy específico, era uno de los cines más imponentes de nuestra ciudad. Fundado por los hermanos Arellano, quienes cambiaron el negocio familiar del aserradero para convertirlo en un cine en el que se podían proyectar los sueños que se fabricaban en una de las industrias más grandes del país.
Con una arquitectura impresionante de estilo barroco, el Cine Colonial es una copia del Alameda de la Ciudad de México. Contaba con un juego de luces que pasaba del día a la noche, con estrellas en el techo que creaban la ilusión al espectador de que se encontraba en un espacio abierto.
Lugar ideal para encontrarse a la sociedad poblana de la época, y en donde acudían vestidos con la ropa más elegante que poseían; también ideal para hacer gala del poderío económico.
Cuando gozaba de gran éxito, aparecieron los magnates que manejaban la industria del cine en esa época y comenzaron a presionar a los hermanos Arellano para que se sujetaran a lo que ellos ordenaban que se exhibiera en las salas del país; cosa a la que los hermanos se negaron.
Al pasar el tiempo, los Arellano no resistieron las presiones a las que se veían expuestos por parte de quienes manejaban en su mayoría la industria del cine en el país, y fue así como decidieron vender el cine.
La Casa de los Muñecos
Ubicada en: 2 Norte casi esquina con Juan de Palafox y Mendoza
Antes de ser un conocido restaurante, la historia de esta casa se remonta hasta el siglo XVIII. Perteneciente a las monjas de Santa Mónica, quienes se mantenían gracias a la renta de propiedades. Más adelante, con la Ley de Reforma, estas propiedades son retiradas y pasan a pertenecer a particulares.
La historia popular dice que un regidor del ayuntamiento, don Agustín de Villavicencio, buscaba hacer esta casa más alta que la del Cabildo poblano, cosa que no era posible, ya que en ese entonces la más alta era la del Palacio
Municipal, que era una representación de la Casa Real; es así como se ve suspendida esta obra, lo que lleva a don Agustín a un pleito en la Real Audiencia.
Al ganar la audiencia y continuar con la obra, coloca elementos decorativos con forma de unos muñecos grotescos, que se creía eran una burla hacia los regidores que habían cancelado su construcción. Gracias a investigaciones se ha comprobado que las figuras representan los trabajos de Hércules, ya que el dueño anterior de la casa, el conde de Castelo, en su heráldica familiar llevaba a Hércules, pues era originario de Cerdeña, una isla que se creía había sido creada por este ser mitológico.
Antigua sede del Banco Oriental de Puebla
Ubicado en: 2 Norte y Juan de Palafox y Mendoza
Lo que había sido una bella casa colonial fue destruida para construir la sede del Banco Oriental de Puebla. Un banco emisor que hacía sus propios billetes y monedas de las que aún pueden encontrarse ejemplares en el barrio de Los Sapos. El dinero que aquí se hacía tenía representada la imagen de Esteban de Antuñano, quien fuera uno de los primeros impulsores de la industria textil moderna en México y que vivió en la Casa de los Muñecos.
Este Banco Oriental pudo emitir sus propios billetes que tenían gran aceptación en Puebla, en varios estados, e inclusive en el extranjero hasta 1914, con el gobierno de Carranza, cuando se dejaron de emitir los billetes, pues el Banco de México se hizo cargo de ello.
La Casa del que Mató al Animal
Ubicada en: Esquina de la 3 Oriente y 2 Sur (ahora el Sol de Puebla)
Una bella casa estilo señorial era el hogar del mayorazgo Pérez Salazar Méndez Mont y que ahora es conocida como La Casa del que Mató al Animal. La leyenda dice que año con año bajaba a la ciudad un monstruo de gran tamaño y al que todos los habitantes temían; una serpiente que devoraba personas, pero que guardaba un gusto especial por los niños.
La desgracia cayó a la familia de Pérez Salazar, cuyo hijo menor fue devorado por la serpiente. Ante el dolor de haber perdido a su hijo, ofreció la mano de su hija y la mitad de su fortuna a quien matara a esa serpiente que atormentaba a la ciudad año con año. Finalmente, fue un valiente joven que había pretendido a su hija mayor y que fue despreciado por su pobreza, quien, vestido como caballero medieval, puso fin al monstruo que devoraba gente.
La realidad es que las escenas representadas son parte de la decoración, grabadas en piedra por mano indígena, ya que esta hermosa casa tiene también arte indígena en la fachada.
La Casa del Mendrugo
Ubicada en: 4 sur 304
Recién abierta al público como un espacio para la cultura de Puebla, fue construida en el siglo XVIII y cuenta también con elementos arquitectónicos del siglo XVI.
Llamada así, ya que se dice que fue construida por los jesuitas con “mendrugo”; o sea, con limosna de la gente. La realidad es muy distinta, pues haciendo una investigación histórica se descubrió que la casa fue comprada por los propios jesuitas alrededor de 1760 con los sobrantes de la buena administración de los bienes que tenían para mantener el Colegio de San Jerónimo; un sinónimo de sobrante es “mendrugo”.
La propiedad fue habilitada como casa habitación y las partes bajas para el comercio. Con el dinero de las rentas se sostenían las becas para los seminaristas en el Colegio de San Jerónimo. Al ser expulsada la orden, esta casa pasó a formar parte de la administración de una iglesia, y después formó parte del Colegio del Estado (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla). Por situaciones desconocidas, el Colegio del Estado las vendió a finales del siglo XIX y siguen siendo parte de la propiedad privada hasta nuestros días.
Un investigador narra que de ahí salió Agustín de Iturbide cuando estuvo en Puebla antes de que se consumara la Independencia de México; tomó la ciudad el 5 de agosto y salió de la Casa del Mendrugo hacia Córdoba, Veracruz, para encontrarse con el virrey O’Donojú para firmar los Tratados de Córdoba y dar por consumada la Independencia.
Durante la restauración de esta maravillosa casa se encontraron enterramientos prehispánicos del preclásico de la cultura olmeca; restos óseos, ofrendas en rituales y cerámica que datan aproximadamente del 2500 a. C. En el basurero de la casa se descubrió cerámica vidriada (lo que conocemos como talavera), la cual ya ha sido estudiada y data del siglo XVI, cuando apenas se conocían pocos ejemplares.
Túneles subterráneos
Durante muchos años se ha tenido la creencia de que existen túneles que pasan por debajo del primer cuadro de la ciudad y que comunican grandes distancias, cosa que no se ha comprobado.
Una razón podría ser que eran túneles para que, a través de ellos, se pudiera escapar en caso de guerra y que se abrían en forma clandestina, por eso es que no existen planos ni registros de ellos.
Muchas veces, lo que se confunde con túneles es la parte que se construía como cisternas para el drenaje y es lo que se ha encontrado en las excavaciones. Actualmente, varias casas han convertido éstas en cavas, ya que funcionan como cámaras de refrigeración natural. Hay personas que afirman la existencia de dichos túneles; personas que vivieron en la Casa del Deán aseguran que sí eran túneles los que comunicaban la casa con la Catedral.