Cuentan que lo han estado midiendo en varias encuestas (en las de a de veras) y no le ha ido nada mal. Y que dichos estudios no los han hecho públicos para que no caiga la furia y le creen campañas negras.
Dicen que ya lo buscó Marko Cortez para ofrecerle la joya de la corona en el 2021 (Puebla, capital).
Revelan que Beatriz Gutiérrez Muëller no lo ve con malos ojos y que ya deslizó de manera muy sutil la posibilidad de que encabece a Morena por Puebla.
Por ahí hasta Paola Migoya con todo y su Foro 21 le hace ojitos porque así en sus alianzas (que seguramente serán con MC y PAN) le ayudará a sus pluris y regidurías en las planillas.
Total que ahí está Alfonso Esparza Ortiz quien ha dicho una y otra vez que no. Que muchas gracias no, porque él fue contratado para ser rector de la máxima casa de estudios y no de chapulín como otros (léase Enrique Doger y Agüera).
Pero si lo siguen presionando, amenazando, en una de esas…
Quién sabe qué pueda pasar.
¿Han leído la novela La Sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán?
Deberían.
Aunque sea vean la película que en una de esas hasta aparece en YouTube. Es una clase de política. Y es a lo que lo están orillando, pero no hagamos de esta columna un spoiler alert, véanla.
La BUAP representa no sólo el presupuesto más grande del ayuntamiento sino que la comunidad universitaria entre estudiantes, académicos y administrativos pueden hacer ganar o perder una elección.
Por eso la necesidad de vulnerar la autonomía universitaria, no por transparencia como dice “El Sultán”, como bien lo bautizó el periodista Ricardo Morales al auditor carnal. No es un tema de cómo se manejan los recursos, como asegura Gabriel Biestro. Es que piensan que al debilitar al rector de la máxima casa de estudios aseguran la continuidad y pues la joya de la corona: el poder en el 2021.
En la historia de Puebla, la Auditoria Mayor del estado nunca había jugado un papel tan protagónico. Lo más escandaloso era cuando Raúl Victoria Iragorri era el titular (sexenio de Bartlett) y traía muy correteado a Gabriel Hinojosa, pero aún así, don Raúl con ese colmillo que lo caracterizaba no le ponía adjetivos a sus estudios y dictámenes, pero vamos que estamos hablando de profesionales y no de peleadores callejeros.
Pero con el personajazo que tenemos en dicha área “técnica” y legislativa es como ver una película de Alfonso Zayas o Luis de Alba pero con tecnología IMAX, 4K y sonido dolby estéreo.
Eso sí, con música de Chico Che, porque cuando anda haciendo alguna auditoría a los enemigos del régimen seguramente pregunta y baila aquella de: ¿Quen pompó?, ¿Quen pompó esos bolardos quen pompó?, ¿Quen pompó, quen pompó camaritas quen pompó?
En fin, regresemos a lo que nos interesa, aunque Alfonso Esparza dice que no, si lo siguen presionando y llevando a ser otra de las víctimas, ¿aceptaría la nominación?
Es cierto que ya lo miden en varias encuestas y que no, no aparece mal en los números. La Rectoría es un espacio que la gente común y corriente aún quiere, admira y respeta, además Esparza a diferencia de los Enriques Doger y Agüera no ha cometido dispendio ni ha usado el recurso para el culto al ego o personalidad como si ocurrió con sus dos antecesores.
Ya sé que muchos fruncen el ceño al leer estas líneas, yo nomás digo lo que oigo y lo que veo.
Pero el tiempo lo dirá.