No lo sé (porque verdaderamente no lo sé) pero en este momento si hubiera un grupo de regidores queriendo aplicar una revocación de mandato a la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco o mandarle un mensaje siciliano sería de mal gusto y hasta contraproducente.
Y aclaro que de mal gusto porque estamos en medio de una crisis sanitaria que se convertirá en económica y sino se unen todas las autoridades (repitan la palabra “todas”) para salir adelante, dejando a un lado odios y rencores esto se va a poner muy feo.
Los ojos y oídos de los ciudadanos están solo para saber qué van a hacer los tres órdenes de gobierno. No están para ver si hay desacato o si no hay desacato. No para pleitos contra empresarios porque son ricos, no contra periodistas porque no comulgan con la cuarta transformación, no contra militantes de su propio partido porque eso solo demuestra que Morena está fracturada y que la crisis sanitaria les vino a hacer una grieta más grande de la que ya tenían.
Sus pleitos, ahorita, son lo de menos.
No obstante, Morena quedó en evidencia en esta crisis sanitaria. Cada vez más están divididos y el presidente de la República goza cada vez más de un rechazo más allá de sus enemigos los fifís, los conservadores, los del pasado y la mafia del poder.
El coronavirus se metió a los pulmones de la cuarta transformación y ya comenzaron los primeros síntomas: tos seca, fiebre, dificultad para respirar y una pinche diarrea cuata que no puede detener ese partido y su pésima imagen que han mostrado en público.
No hay que olvidarnos que hace 15 días, el presidente no se ponía gel antibacterial en las manos y pedía que la gente comiera en las fonditas. Y palafreneros como Salinas Pliego llamando fifís a los que se oponen con guardarse en casa para quedar bien con el “enfermito” que despacha en Palacio Nacional.
Por cierto, hace 15 días escribimos en este mismo espacio que las autoridades habían sido rebasadas. En redes sociales hubo quien criticó este planteamiento y era justo cuando López Obrador mostraba sus amuletos, imágenes y escapularios. Sus protecciones. Para decirle a un virus “¡detente!”. Y es que al parecer el presidente de veras confundió el verbo de la sanitización con el de satanización.
Y aunque cada vez hay más ciudadanos que mejor se guardaron en sus casas. Fue hasta este fin de semana pasado cuando un desesperado Hugo López Gatell ya llamaba encerrarse en sus hogares. Casi un mes después de que comenzara a darse a conocer la pandemia en México.
Retomando la idea: este no es momento de guerras internas y si los regidores de Puebla quieren apoderarse del Cabildo será un golpe muy duro contra la cuarta transformación. Sería un mal mensaje aprovechar la distracción de la gente para tratar de imponer sus ideas y cobrar venganza.
Si existen diferencias deberían pactar una tregua en lo que pasa la crisis sanitaria y económica. Al parecer aún no les cae el veinte que quien más perdió puntos en este momento fue Morena. Al carecer de una oposición a nivel nacional y estatal, es Morena su propia oposición.
En Puebla no hay un liderazgo que atraiga toda la molestia de la gente. Porque ni el PRI y el PAN tienen los tamaños para ser un contrapeso político. Es Morena misma que se divide y se fractura. Así es a nivel nacional y así es a nivel local.
No lo sé a ciencia cierta y si quiere no me haga caso pero el coronavirus le va ganando a Morena. Es como la ignorancia a la hora de jugar Maratón, para que me entienda.