Alejandro Armenta Mier y sus esbirros Edgar Garmendia y Jesús Evangelista apuestan a lo siguiente: apoyar a un candidato de Morena que pierda la elección constitucional de junio del 2021 para allanarle el camino al senador rumbo al 2024 quien se presume como muy cercano a Ricardo Monreal. Lo preocupante de esta historia es que ya hay quien se ha creído ese cuento chino y piensa que por sí solo ganaría una contienda.
Está claro que si por Morena va un candidato competitivo que cierre la elección o le gane a Acción Nacional eso no le conviene en nada a Armenta porque perderá puntos en el 2024. Es por eso por lo que tanto Armenta como sus testaferros en Morena, Garmendia y Evangelista, tratan de desgastar la imagen de quien ya va cada vez más arriba en las encuestas internas: Gabriel Biestro Medinilla.
Indirectamente, el PAN y muchos empresarios del pasado apuestan porque no sea Biestro el candidato. Eduardo Rivera Pérez y su burbuja se hincan ante su cirio pascual y le rezan a cualquier santo para que sea cualquiera menos Biestro porque su apuesta es que vaya Claudia Rivera y apuestan al enfrentamiento en Morena.
Son ellos los que han corrido la versión de que la opción B es Eduardo Rivera, aunque ya se ha dicho hasta el cansancio que no hay tal. Y que el gobernador va a jugar a ganar una mayoría en el Congreso estatal y entregar buenos números a nivel federal. No va a apostar a perder, aunque sea el propio Rivera quien trate de acercarse con el mandatario y le mande el mensaje de que “con él no habrá pleitos”.
Los panistas y Armenta se parecen en algo, su apuesta es que no vaya un candidato competitivo, eso dicen, para que el 2024 sea suyo, porque piensan que ya no habrá enemigos ni adversarios grandes. Su escenario ideal es ese y en ese participan personajes como Dulce Silva quien piensa que puede influir en la política poblana.
Otro personaje que se le ha salido de las manos el control de la elección interna de Morena es Mario Delgado. El líder nacional de Morena desconoce de la política y no pone orden. Él ya tiene toda la información de cómo están los grupos en Puebla, el quién es quién y no se atreve a intervenir para poder operar y cicatrizar.
Mario Delgado es como el Son de la Negra: “a todos les dice que sí, pero no les dice cuándo” y eso ya lo notan las bases morenistas. Si quieren evitar una caída, deben apostarse por quien asegure un triunfo, no por quien tenga un dos por ciento en la aceptación de los ciudadanos.
Al final siempre hay quien usa y quien se deja usar. A quien le venden una historia y quien se la compra, pero no hay que irse con la finta: pase lo que pase el mandatario aún gobernará cuatro años y con sus recientes cambios mantendrá la brújula de la política.
Biestro tiene algo a su favor, en las encuestas cada día se acerca más y en un cruce con Eduardo Rivera lo puede empatar y en una de esas hasta rebasar. Es obvio que Rivera aparezca con un alto grado de conocimiento, fue presidente municipal y candidato en el 2018, pero en su desgaste del poder, también tiene enemigos internos que siempre le reclaman que incumple acuerdos.
Al diputado con licencia de Morena no se le puede borrar y comparar a alguien que ha tenido la misma exposición, su ventaja contra Rivera es que él no tiene negativos, que tiene estructura en las calles y trae discurso y una estrategia lista si es que al final Morena se decanta a su favor.
Lo que llama la atención de todo esto es que los propios panistas quieren que hasta el mandatario de Morena los apoye en caso de que no vaya Biestro en la boleta.
Chula su oposición, ahora uno entiende por qué los tuits del abanderado del PAN son sobre el día mundial de las matemáticas.
La próxima semana será definitiva para Morena y si las encuestas no vienen truqueadas y se cierran filas, para nadie será un día de campo como algunos piensan que será esta elección.