Con descuentos que realmente no son descuentos, y que pocas personas creen, comerciantes de diferentes colonias de la ciudad de Puebla buscan atraer clientes.
Por ejemplo, una zapatería puso de oferta toda la tienda, pero el descuento era del 5 por ciento. ¿Apoco alguien caerá? Y seguramente subieron sus precios un 15 por ciento.
En otra tienda ofrecían 10 por ciento en la compra de tres pares de zapatos. O sea casi como el descuento por compra de mayoreo.
Aquí va una peor: una tienda puso 40 por ciento de descuento en abrigos, pero únicamente para niños, niñas y bebés. ¿En serio un bebé ocupa abrigo? ¿Qué no utilizan cobijas? Por si fuera poco, en el letrero dice “aplican restricciones” las restricciones serán que: sólo niños y niñas hasta 3 años y que traigan su acta de nacimiento, o que sea para niños y niñas que no tengan hermanos, o que el descuento aplique sólo si lo paga el mismo niño y en efectivo.
Una pollería del Centro Histórico puso la promoción del Buen Fin que fue de 2 pollos rostizados por 100 pesos, incluye salsa de cacahuate. En los días previos al Buen Fin eran dos pollos por 90 pesos. La diferencia ahora es la salsa de cacahuate, según dijo el encargado.
Un dentista del primer cuadro también quiso aprovechar “el tren del Buen Fin” y puso descuentos del 20 y hasta el 50 por ciento en todos los tratamientos. ¿Será que este odontólogo va a trabajar sábado, domingo y lunes?
Para completar el recorrido por la ciudad, encontramos un anuncio en el que el mismo presidente Peña Nieto lo promovía: “descuentos del 10%, no de menos, como del 50%”. Aquí de plano no supimos cuál era la política de la oferta.
Es por eso que aquí les dejamos las claves para sobrevivir al Buen Fin.