Por Carlos Peregrina
Para ser un tirano necesitas primero ser narcisista, segundo sociópata, tercero manipulador, cuarto que, en tu grupo de trabajo, de amigos y familia, piensen que sin ti los demás no pueden funcionar, para ello deberás ser un gran mentiroso y hacer sentir a los que te rodean son inferiores a ti, que ellos tienen carencias y deficiencias; quinto debes ver la vulnerabilidad de tu gente porque de ahí dependerá que puedas moverlos hacia donde tú consideres.
Un elemento más a considerar es que cuando muestres compasión por los demás solo es para jalarlos hacia a ti, por que tú eres quien resolverás sus problemas, de ahí deberás alejarlos del “mundo pecaminoso”, de las tentaciones, de la corrupción; ahora sus adversarios son los seres humanos comunes y corrientes, esos que gustan de todos los pecados carnales. Deberás imponer una moral muy estricta y sobre todo ofrecerles soluciones que te dejen dinero.
Recientemente Netflix sacó un documental extraordinario llamado Cómo convertirse en un tirano y en seis capítulos te darán la solución para que puedas llegar a los niveles de Hitler, Stalin, Maumar Gadafi y un sinfín de dictadores que nos han llevado a suprimirnos en todo aquello que huela a libertad.
La fórmula que plantean en el documental de seis capítulos es la siguiente:
- Conquistar el poder
- División. Identificación de un culpable
- Terminar con sus rivales
- Gobernar con el miedo
- Estatización de los medios productivos
- Construir una nueva verdad
- Construir una nueva sociedad
- Un manifiesto
- Gobernar para siempre
Si analizan cada uno de los planteamientos hechos se necesita tener como base el rencor, la venganza, gobernar o liderar con mentiras, buscar enemigos que pudieran existir en el pasado reciente, representar a la competencia o también crearlos. Alguien debe jugar el papel de el bien y el del mal.
Buenos contra malos, ricos contra pobres, mafia del poder contra pueblo bueno y sabio, blancos contra negros, nazis contra judíos, gringos contra rusos, América contra las Chivas, Godzila contra King-Kong, Pedro Infante contra Jorge Negrete.
Maniqueísmo puro.
Para eso se debe construir una nueva verdad y con ello orillar a tus seguidores a creer que lo que les rodea es malo, está contaminado, que si siguen los viejos patrones podrían ir al infierno o morir pobres, accidentados, que nunca avanzarán, se estancarán y serán ellos los causantes de los peores cataclismos.
El molde de la tiranía requiere trasmitir la convicción de que hay un culpable de lo que le pasa a los “buenos”. Ello implica también la construcción de argumento según el cual una parte de la sociedad es “buena” y otra es “mala” y que los males que sufre la parte identificada como “buena” es culpa de los “malos”.
En el documental para ejemplificar cada uno de los puntos mencionados hacen referencias históricas de aquellos que llegaron al poder a través de sus estrategias y desde su posición de poder se convirtieron en tiranos.
Si lleváramos esta información a nuestros niveles sociales para analizarlos, descubriríamos que por ahí nunca faltará un tirano o alguien que sin que te des cuenta te va manipulando con frases y acciones que te llevan a dudar de ti mismo y de tus acciones.
Es por ello que al final del documental, la frase más escandalosa es ¿Quién se puede volver un tirano? La respuesta es “cualquiera”.
Por ello, más que para el análisis político y porque seguramente al ver el documental pensarás en algún gobernante, político, líder religioso o abogado conocido, podrías voltear a ver con mucho detenimiento y observar por qué te han hecho sentir que eres el extraño del grupo, el raro, el inadaptado del salón y por qué hay personas que aparentan la perfección absoluta.
Hay que tener mucho cuidado, porque también podrías caer en tu propia trampa y entonces aislarte de la vida pensando que todos son malos y te quieren hacer daño; es más sencillo de lo que piensas, algunos tiranos no llegan tan alto, pero están ahí, generan esa sensación de que no vales nada si renuncias a su empresa, si no participas en sus planes.
Pobres de aquellos que a pesar de que les muestras lo que viven siguen dependiendo no solo económicamente sino hasta psicológicamente de esos personajes. La manera en la que te podrías dar cuenta de si estás conectado con una personalidad así es muy sencilla: pregúntate, ¿a poco sí soy tan malo o tan tonto? ¿A poco sí este cuate es el mesías? Y observa lo bien que has hecho, te darás cuenta que vales mucho más de lo que te hacen sentir esos personajes.
Y si puedes ve a terapia con un experto en psicología que no te quiera vender la salvación, el secreto, o ideas de que tú eres gordo o pobre porque quieres.
Es un gran documental el de Netflix, lo puedes usar para analizar el poder, tu gobierno o si eres más arriesgado, hasta tu entorno. No olvides ir a terapia, eso te abrirá los ojos.