¡Qué paradoja!: en el PAN poblano pueden ganar la elección en el 2021 (principales alcaldías, buen número de diputaciones locales y federales) y es donde ya se parecen a los de Morena porque se pelean por todo.
Cuentan que algunas de las tantas filtraciones sobre el manejo de los recursos de la dirigencia estatal han salido de ese partido, pero en la capital, porque los del municipal perciben que no es muy transparente la dirigente Genoveva Huerta en la forma cómo maneja el dinero y las prerrogativas de los albiazules.
O como diría el clásico: “es tanta la transparencia que nomás no se ve”.
Total, que están confrontados entre los estatales y municipales. De ahí que también le ven un padrinazgo a Genoveva Huerta y que, si es cierto o no, ya se hizo la fama y ya se echó a dormir porque ya todos piensan que un diputado federal del PES es quien mueve los hilos en la dirigencia estatal.
Y ahora podrá salir a desmentir o mandar cientos de cartas aclaratorias, pero mientras no exista un verdadero deslinde y si es necesario hasta un ataque a su presunto dueño nadie le creerá y no será tan fácil quitarse ese estigma.
Yo creo que no se lo va a quitar. Y lo malo es que en la política cuando se dice “no” es un rotundo “sí” y cuando se dice “sí” quiere decir que “sí”.
En el fondo por lo que pelean los panistas es por dinero.
No es por poder.
Es por la lana, los municipales consideran que no llega completo, que los sobres llegan rasurados como si estuvieran en manos de un jefe de prensa de algún conocido sexenio.
No obstante, mientras los panistas practican el canibalismo, quien sigue arriba en las encuestas –al menos en las publicadas– es Eduardo Rivera Pérez. Carece de competencia interna y externa pues ni Gabriel Biestro ni Alejandro Armenta tienen con qué para frenarlo. Al parecer la alianza con el PT y el Partido Verde no tiene ya grandes frutos pues se han convertido en partidos satélite de Morena como en su momento fue el PARM y el PPS del PRI (ejemplo no apto para millennials no curiosos).
Humberto Aguilar y Ana Teresa Aranda nada tienen que hacer en la contienda por la alcaldía y los de Morena como ahora ya no se pueden publicitar en espectaculares, camiones y pendones, solo les queda el internet y con alguna buena estrategia porque ni con un Tik tok, ni con el audio de “chulada… piensa en tu nena, piensa en tu ex… ¿quién es el perro mayor?”, podrán dar la vuelta en las preferencias electorales.
AMLO cada vez se convierte en un pasivo para su partido que se despedaza como en el PAN y la mayor parte de sus actores son unos verdaderos desconocidos y los que se dieron a conocer que son los alcaldes están para llorar.
Morena no tiene con qué ni con quién, porque a dos años de su triunfo siguen soberbios e inexpertos, por no decir otras palabras. Están tan mareados que no se dan cuenta que muchos ciudadanos ya los abandonaron.
Y en el PAN pudiendo aprovechar esta situación prefieren comerse entre ellos y sin pimienta.