El gobernador Miguel Barbosa tuvo que dar varios golpes en la mesa desde que llegó a la gubernatura y que a muchos no les gustaron pero que eran verdaderamente necesarios.
Confió en Fernando Manzanilla, al inicio, pero descubrió que su entonces secretario de Gobernación estaba más interesado en trabajar en su proyecto personal que en hacer equipo con la llamada 4T poblana.
Barbosa tuvo que usar mano dura y sacar a muchos morenovallistas que aún lucraban con el erario.
Eso orilló a que se descubrieran a personajes como Dulce Silva y César Yáñez que han querido desestabilizar la entidad poblana para hacer negocios. Ellos, entre otros personajes, tratan de llevar las fake news a Palacio Nacional sobre lo que que ocurre en Puebla.
También, con dichos golpes en la mesa y al usar mano dura, se descubrió que un ex gobernador ha tenido las manos metidas en diferentes estructuras morenistas.A ese personaje ya le espera un expediente muy gordo y muy grueso que tendrá que enfrentar ante la justicia.
El gobernador poblano nunca se dejó.
Metió orden en su casa y ha despedido a quien tiene que despedir.
La selección natural comenzó poco a poco a surtir efecto porque el plan de la reconciliación tendría que darse una vez que salieran los personajes que se dedican más a hacer grilla que a trabajar.
Faltan más golpes de timón y de mensajes para que las aguas retomen su cause. En esa lógica, el propio mandatario ha construido puentes de comunicación hasta con la oposición. Varios alcaldes que no necesariamente son de su partido han entendido los mensajes y han preferido trabajar que hacer campaña.
Trabaja con quien sabe que tiene que trabajar y quien le va a entregar resultados. Los que lo conocieron como diputado federal y que lo vieron en la actividad política en el Senado de la República saben que nunca llega tarde, siempre cumplió con sus compromisos.
Es una máquina que nunca descansa y no le falta pila, más bien le sobra y saben que siempre estuvo proponiendo iniciativas de Ley más allá del común denominador. No era uno de tantos entre los 500 legisladores, fue parte de la burbuja porque siempre estaba chambeando.
Por eso es porque a muchos no les gusta su estilo personal porque ya se habían acostumbrado a solo estar cobrando en sus dependencias, cobrando por obras que no existían y alimentando la corrupción de los moches que fue parte del sexenio pasado.
Barbosa no es un tipo suave porque sabe que tiene que sacar al estado adelante y sobre todo en una crisis económica generada por la pandemia. Tiene que enfrentar a sus adversarios que no necesariamente están en la oposición sino hasta en el propio Morena porque no han sabido ser leales y responden más a intereses personales escudándose en las banderas de izquierda o mejor dicho de la presunta izquierda.
Estos manotazos y dureza solo es con la finalidad de que al final sí exista la reconciliación.
Sólo es necesario sacudir un poco para que todo tenga orden.
Nada es personal, es porque desde el 2006 con el caso Lydia Cacho, Puebla ha vivido tiempos turbulentos.