Gabriel Biestro Medinilla es el favorito del grupo gobernante en Puebla porque su lealtad está a prueba de balas. Cuando fue la elección del 2018 y al final cantaban el triunfo de Martha Erika Alonso, muchos morenistas abandonaron a Miguel Barbosa Huerta. Solo dos se mantuvieron firmes pese al llamado y el canto de las sirenas: Verónica Vélez Macuil y el diputado Biestro.
Es curioso porque Biestro tenía poco tiempo de conocer a Barbosa. Aún así se sumó a su lucha por echar abajo esa elección que si bien al final el Tribunal Electoral se decantó por la esposa de Rafael Moreno Valle, siempre quedaron dudas de cómo se operó tanto en lo político como en lo económico.
Se supo que en su momento morenistas como José Juan Espinosa y hubo dudas de la lealtad de Alejandro Armenta Mier, pues este último se rumoró que traía alianzas con gente ligada al morenovallismo en la elección interna del 2019. Se le cuestionó que su grupo (entre ellos un Fredy Erazo) aliado con personajes que trabajaban para Eukid Castañón.
Fernando Manzanilla comenzó a operar para si mismo y cometió el error de difundir que él gobernaba con Pacheco Pulido y difundió que el actual gobernador no duraría lo suficiente por lo que él estaría operando tras bambalinas. Usó a personajes como Francisco Ramos para operar, situación que lo hundió más en su percepción.
Biestro no se equivocó. Entendió cual era el proyecto y trabajó para ese proyecto.
Una de las virtudes que más reconoce el mandatario poblano es la lealtad, porque bien sabe que en esto de la política los amigos son de mentiras y los enemigos son de a de veras. Sabe bien el juego de las lealtades y las traiciones.
Biestro bien pudo, darle la vuelta y sumarse a otro proyecto o construir el suyo a instancias de los demás, pero no fue así. Durante el año pasado se dedicó a su trabajo legislativo y fue hasta hace unos días que anunció sus deseos de contender por la alcaldía.
Los últimos resultados presentados por la Revista Campaings and Elections revelan que al interior de su partido ya es quien lleva la delantera, está por encima de Alejandro Armenta, ha ido creciendo en conocimiento poco a poco. A diferencia de otros que llevan en campaña más de un año, Biestro va arriba consolidando esos números. No es lo mismo medirlo con Eduardo Rivera quien tiene una campaña reciente (2018) y un gobierno en el 2011-2013.
Para ser la primera medición del año, no le fue mal a Biestro porque no aparece en los últimos lugares. Su nombre sí aparece, ya que hay algunos que ni siquiera están. Armenta, por ejemplo, ha contendido en todas: diputado local, senador, precandidato a gobernador, diputado federal y sale peor evaluado que el líder del Congreso del estado.
Es necesario, eso sí, que el ex líder estatal de Morena en Puebla se aplique más para comenzar a acercar a Eduardo Rivera Pérez, quien según ese estudio sigue como el favorito, aunque en su partido le juegan las contras y eso también ayuda a fortalecer al partido en el poder.
En Puebla, ya lo dijo el periodista Ricardo Morales no hay plan B ni C.
Hasta hoy, es Gabriel Biestro quien tiene el visto bueno por quien debe dar el visto bueno. Tradicionalmente, no hay que olvidarse las gubernaturas las ponía el presidente de la República, los senadores y los diputados federales también. Las alcaldías y los legisladores locales pasaban siempre por Casa Puebla. Las formas no han cambiado mucho. Ha sido desde la presidencia donde se han palomeado las gubernaturas y se analiza en Palacio Nacional los perfiles de los distritos federales por Morena.
Jugar en contra de un gobernador es un riesgo porque el mandatario seguirá siendo el mandatario hasta que culmine su gestión y una revuelta o un motín no será bien visto. Sólo hay que ver y preguntar a los personajes que ya están en el ostracismo, solo rumian sus enojos y sus odios en redes sociales sin ganar absolutamente nada más que más odio y más enojo.
Como colofón solo falta decir que en el estudio de Campaings and Elections si fuera José Chedraui Budib, Biestro lo haría pedazos y así como se están dando las cosas al interior del PAN y con las negociaciones con el PRI, Morena podría mantener la alcaldía poblana.
Claro, nunca está demás decir que en esto de la polaca, las cosas cambian cada minuto.