La llegada de Ardelio Vargas Fosado a la subsecretaría de Gobernación ya puso a temblar a muchos. En menos de 48 horas ya se dio el primer golpe en la mesa. Minutos antes de que escribiera esta columna, abrí mi Twitter y me apareció la revelación que hiciera anoche Mario Alberto Mejía sobre las supuestas traiciones y deslealtades en las que incurrió David Méndez Márquez, secretario de Gobernación.
La publicación salió en La Quinta Columna que publica de lunes a viernes en el periódico que dirige Mejía: Contraréplica. Es necesario dar el crédito porque como bien sabemos, el medio es el mensaje, pero habría que apuntar en este caso: el periodista es el mensaje.
El Secretario de Gobernación de Puebla, entre la Conspiración y la Deslealtad / mi horrorizada columna de mañana https://t.co/reaeC0QZCI
— Mario Alberto Mejía (@QuintaMam) February 24, 2021
Hay que calificar como una bomba la revelación hecha por Mejía –son de las que dan envidia porque como periodistas siempre queremos llevar estos temas-, porque de ser cierta la especie queda claro que Vargas Fosado ya está operando en Gobernación. No importa si es o no el titular en el papel, en la realidad tiene bien claro el who is who de la política aldeana.
Tercer apunte: sí, hay que ver nuevamente El Padrino y entender quién es Tessio y quién es Michael Corleone y los Tattaglia y relacionar con los personajes locales. Y si pueden leer el libro de Mario Puzo, qué mejor.
Ahora vamos entendiendo más cosas.
Vargas Fosado es de mano dura y ya se vio.
Con la revelación de Mejía se ha movido toda una estructura. La más poderosa después de la oficina del mandatario estatal. Vaya, cuando llegó Méndez Márquez fue muy tibio con su antecesor, Fernando Manzanilla, solo mandó mensajes de que harían auditorías a su gestión, pero nunca se concretó nada. Manzanilla seguía enseñando sus piernas peludas en Instagram, se apoderó del PAN estatal. Dejó a varios de sus empleados como candidatos a diputados locales, federales, unos cuantos regidores, y al final Méndez no le hizo nada a uno de los líderes de la conejera.
La estructura de Méndez en Gobernación sí estaba muy infiltrada de varios personajes cercanos a Marta Erika Alonso (QPD). Tenía a algunos impresentables como Nicéforo Rodríguez Gaytán, mejor conocido como El Mazoco quien presumía que operaría el tema de la BUAP, pero como es sabido no hizo nada y solo cobró religiosamente su quincena.
Hasta anoche, Méndez seguía siendo secretario de Gobernación, bueno hasta que escribía esta columna, pero su salida ya se venía planeando desde hace meses. Fue el no menos talentoso periodista Ricardo Morales quien lo adelantó en el portal de Efekto 10, desde finales de noviembre. Versión que se esperaba que se cumpliera a principios de este año o en su caso en la selección de candidatos a diputados locales.
Todo iba bien.
Todo era paz.
Era como el verano del 67 en California, hasta que le cayó el chahuistle: llegó Charles Manson a cagarle los pasteles, pues si Méndez no aclara la versión de sus traiciones sí saldrá, pero por la puerta trasera de Casa Aguayo. Ahí por donde lavan los carros y seguro que, si alguien lo ve, hasta le da una cubeta con agua y un cepillo para que talle las llantas de alguna Suburban. Chamba es chamba y en esta época del Covid, no se vale hacerle al héroe, hasta vender Avón se vale. Hay que meterle al despacho, licenciado, a meterle al despacho.
Pero regresemos a nuestro tema: Vargas Fosado, exfuncionario en temas de seguridad pública a nivel nacional, conoce bien el territorio poblano. Es priista de hueso colorado. Es una persona de pocas palabras. Muchos dicen que no es bueno tenerlo como enemigo. En la Sierra Norte, muchos le temen. Aquí en Puebla, lleno de millennials y gente de poca memoria quizá no sepan quién es. Se le han creado muchos mitos. La izquierda buena ondita lo critica, la derecha no sabe qué hacer con él.
Ardelio Vargas conoce el poder y conoce a los actores del poder. Se apostó por Barbosa desde hace tiempo y ha sido discreto. Hoy que ya está en la nómina se nota su mano, porque algo es cierto, el poeta Mejía no iba a escribir esto nomás porque se le ocurrió un disparate. Es el mensaje que detonó una bomba en Casa Aguayo la cual ya tiene control de daños. Informativamente es un buen golpe, políticamente dirían en mi barrio: ¡es un putazo!
“¡Cáspita!, ¿Quién sigue?”, diría un agitado Panza en el cómic Los Supersabios.