Ahora que ya se subieron los ánimos en la contienda entre Morena y PRIAN y que hay guerras sucias, además de golpes bajos por todos lados, cabe hacer un necesario apunte:
Miguel Barbosa Huerta no meterá las manos en la elección del seis de junio y si se preguntan por qué, la respuesta más obvia es porque no es contendiente, pero veamos más allá, él fue víctima de un proceso electoral en el 2018 en el que Rafael Moreno Valle junto con Eukid Castañón operó para que el morenista perdiera los comicios y ganara Martha Erika Alonso.
Sería una contradicción y una incongruencia que lo hiciera ya que fue víctima del panismo en el poder.
Barbosa sólo está interesado en que ese día no haya incidentes que lastimen la seguridad e integridad de los poblanos. Sus adversarios internos de Morena ya han dicho que él es quien opera a favor de Eduardo Rivera Pérez, pero lo que no se sabe es que también los propios panistas han dejado correr esa versión porque saben que así se dividirán más los del partido en el poder y así llegarán al Palacio Municipal de Puebla.
A Barbosa no me lo imagino apoyando a sectas secretas de derecha como el Yunque, no va con su estilo y con su formación que es totalmente de izquierda. Es normal que en cada proceso electoral siempre se quiera meter a los mandatarios en la contienda porque históricamente siempre lo han hecho (Melquiades Morales hizo votar hasta a los muertos) y porque al final todos los actores juegan, participen o no.
Es, eso sí, la sombra de la duda que siempre queda.
Ahora, tampoco hay que ser ingenuos.
Miguel Barbosa llegó con la marca Morena y con un compromiso personal con la cuarta transformación y él sabe que no va a traicionar al partido y menos a sus militantes, aunque con algunos mantenga diferencias en forma y fondo. Es más fácil que arregle lo interno que se exponga y se enfrente con los líderes de ese partido.
El panismo se divierte con esa versión que se ha dejado correr porque piensan que así ganarán más votos y recuperarán la joya de la corona que es la Angelópolis, empero, ¿a poco de veras creen que si Eduardo Rivera Pérez gana la contienda no buscará la gubernatura y por ende se volverá un adversario de Barbosa?
Ese discurso de que será leal hasta el final con el mandatario, pocos lo creen, esto es la búsqueda del poder y en ese rejuego Lalo Rivera también se volverá su opositor porque intentará, a como dé lugar contrastar con la administración estatal. Ya que Rivera Pérez representa los intereses del PRI, del PAN y hasta de Antorcha Campesina.
Y sino lo hace sería un pésimo candidato, ¿Qué dilema no?
El causante de todas estas divisiones es quien dirige el partido Morena a nivel nacional, o sea Mario Delgado pues fue muy abrupta la forma en la que designaron candidatos en todos los estados, no midieron y no buscaron la necesaria operación cicatriz.
Fueron los que dieron de un manotazo las designaciones.
Quizá porque como aún esto es un movimiento en el que convergen perredistas, andresmanuelistas, priistas, panistas, arribistas, cristianos, católicos, ateos, activistas y la historia de la izquierda está basada en su famoso sectarismo o la lucha de todos contra todos, tiene un valor exponencial porque ellos están en el poder.
Antes los perredistas se peleaban por unos pesos y por camionetas que les daba el gobierno, ahora estando en el poder la rebatinga es sanguinaria.
Barbosa se ha sabido cuidar y no interferirá ni operará a favor o en contra de nadie. Sabe que él tendrá que lidiar con un Congreso estatal y con municipios que algunos serán sus aliados y otros no, para eso se prepara, no para meter las manos como sí lo hizo Moreno Valle y Eukid Castañón.
Tampoco piensen que en el PAN son unos santos.
No lo son y se caracterizan por incumplir acuerdos, en serio, ¿o ya se nos olvidó su historia cuando han gobernado?