La verdad es que este fue un año cabrón.
Sí, con ese adjetivo, cabrón. Y de una vez le aclaro, si es fanático de la cuarta transformación en primer lugar no responderé ataques y segundo mejor vaya a otros espacios que enaltecen a esa entelequia.
¿En qué estábamos? Ah sí, que en el 2019 fue un año cabrón.
Lo primero es que se acabó el morenovallismo y no es que uno fuera muy fan de los estilos y las formas de los anteriores pero en general ya se había generado un sistema que operaba por sí solo, así que la muerte de la pareja Alonso-Moreno Valle vino a generar crisis en todos los sentidos y quizá el más delicado fue la inseguridad pues las bandas del crimen organizado se anda peleando la plaza poblana y los más afectados somos los que vivimos aquí.
Luego, tuvimos una quintilla de gobernadores y eso generó más ingobernabilidad. No es que lo hicieran mal, es que carecimos una autoridad fuerte en Casa Aguayo. Mientras gobernó don Guillermo Pacheco Pulido tenía como uno de sus principales operadores a Fernando Manzanilla, por un lado y por otro estaba la influencia de la familia del mandatario interino y -aunque algunos lo nieguen- también se consultaba al actual gobernador Miguel Barbosa.
Insistimos, nadie dice que esté mal, solo que así fue.
De ahí vimos cómo el senador Alejandro Armenta Mier hizo pactos con grupos para intentar descarrilar a Barbosa. Llevaron todo hasta casi reventar la liga. Todo eso provocó que los ayuntamientos emanados de todos los partidos entraran en crisis, pues no veían una figura que los condujera y aunque son en teoría autónomos en la práctica México no ha cambiado mucho.
El caso más escandaloso fue el de Felipe Patjane quien fue detenido por presuntas irregularidades en su cuenta pública de Tehuacán. Además, su administración estaba de cabeza, huelgas, deudas con sus trabajadores. A la fecha no hay orden y eso que hubo otros alcaldes del PRI y del PAN en esa región que eran muy cuestionados.
Fue hasta agosto cuando Miguel Barbosa se hizo gobernador del estado, mientras que a nivel nacional todos los analistas comenzaron a hablar de una recesión económica, pero pues el presidente de la República tiene otros datos así que quién sabe qué esté pasando.
Eso sí, de manera objetiva el presidente ha polarizado un país al llamar fifís a los fifís, pues sus opuestos los llamados chairos están todos los días peleando un round de sombra en redes sociales. ¿Es bueno? Honestamente no porque si ya de por sí estamos como estamos, pues ahora tenemos que lidiar con guerras que no conducen a nada, solo es la demostración de quien tiene la razón y a lo mejor ninguno de los dos grupos la tiene.
Hay carencia de medicamentos, hay mayor desempleo y para el colmo de males se derritieron los límites, ya no sabemos qué demonios es la izquierda y/o qué demonios es la derecha porque en el fondo se parecen tanto aunque se repudien.
Es la primera vez que vemos que liberan a un delincuente como el hijo del Chapo y posteriormente vemos que es detenido García Luna, es decir, por todos lados hay lodo y México está llena de cloacas.
La inseguridad es quizá el tema más complejo en este momento, segundo el desempleo y tercero una economía que no nos hace estar felices, felices, felices, todos los días.
Así que sí fue un año cabrón y Puebla lo resintió aunque tengan otros datos.