En el PAN están en una crisis del carajo. No, no se espanten por el epíteto utilizado en esta tan docta y académica columna, es que están del carajo. A poco menos de un año de los comicios electorales federales y estatales, en ese partido, carecen de rumbo y de discurso. Se han vuelto muy ecológicos porque solo reciclan y reciclan candidatos. Los mismos de antes son los mismos de ahora. El problema es que ya no son los años 80 y 90, pues estamos por entrar al segundo decenio del siglo XXI.
Son como el doctor Simi: lo mismo pero más barato y además reciclado: puro pet y cartón corrugado.
En fin, en esta crisis del carajo han llegado al punto en el que la presidente del PAN, Genoveva Huerta hace una campaña contra el puntero en las encuestas Eduardo Rivera, porque no le conviene a sus intereses y menos a los de sus jefes (algunos no necesariamente panistas).
Eduardo Rivera ya tiene cadáveres en el clóset y hay militantes que no lo ven con buenos ojos primero porque es muy tibio y segundo porque no siempre cumple con su palabra. Vamos que es un político como cualquiera, realmente pocos son los que tienen palabra.
La división blanquiazul ha provocado que ya Genoveva Huerta se apueste por una mujer de candidata a la presidencia municipal de Puebla, es decir, por ella misma, faltaba más o por la ex trabajadora de Miguel Barbosa, Paola Migoya, cercana a Fernando Manzanilla, faltaba menos.
De plano andan desunidos estos panistas, empero, ya que abrieron las puertas a las mujeres para contender ¿por qué no ponen los ojos en Mónica Rodríguez Della Veccia?, por ejemplo, quien ha asombrado a propios y extraños. Desde su papel como legisladora local y teniendo solo a otros tres diputados que le siguen, al menos le pone sabor al caldo del debate parlamentario.
Vale la pena seguir el desempeño de la legisladora porque es la que más iniciativas de ley ha presentado, es congruente con la ideología política de su partido, ya dejó atrás su pasado del morenovallismo, al cual no lo traicionó sólo que ya lo superó y no depende políticamente de su esposo, Pablo Rodríguez.
Mónica ha fungido como oposición y al menos sus críticas a los gobiernos de Morena traen más sustento y no solo son sombrerazos o bilis que se destila, en ocasiones, desde la dirigencia estatal poblana. Es un hecho que hay una campaña para descarrilar a Rivera, pero al menos que sea por alguien que una y no que divida o que al final represente intereses que no son necesariamente del PAN.
Supongo que hay mucho más mujeres con mayor capacidad política que la propia Genoveva Huerta en ese partido, ya que el único mérito de doña Geno fue ser impuesta por Rafael Moreno Valle y Eukid Castañón.
En fin, que el Padre Pro y la Madre Conchita los rediman a los albiazules, pero si van a buscar mujeres que al menos tengan un mejor desempeño que la dirigente de las selfies.
Danzón dedicado a Glockner y musas que lo acompañan
No lo sé de cierto, pero Julio Glockner Rossainz es un buen sujeto, un buen académico, una buena persona en términos generales. No lo he tratado personalmente, pero me da la impresión que su salida fue producto de una guerra de las mafias culturales que datan desde los tiempos de Mario Marín o quizá un poco más.
Y en Cultura hay mafias por todo, porque al ser una de las dependencias que menos atención se les pone, es donde hasta la rondalla de Jalacingo Veracruz factura cantidades exorbitantes.
Glockner pudo haber cometido yerros, de hecho lo hizo con su función de lucha libre, pero en general y eso me consta abrió una investigación por abusos y corrupción contra una de sus subordinadas quien corrió de manera injustificada a más de una veintena de trabajadores. Escuchó ambas partes de las denuncias y, cosa rara en un funcionario de primer nivel, le hizo caso a los más necesitados, pues recontrató a una buena parte de los empleados despedidos.
Fue un tal Alejo, quien presume de sus influencias con David Méndez Márquez, quien se encargó de minar la imagen de Glockner. Fue una tal Llerandi quien debería ser investigada por sus abusos y desempeño y al final un tal Cortez (que de ello no tiene nada) los que pensaron que era más fácil dividir que multiplicar. Restar que sumar.
Era un hecho que Glockner saliera.
Lamentablemente la gente buena no está hecha para la grilla. Esa impresión tengo en general del ex funcionario cultural, aunque no hay que meter las manos al fuego por nadie y vaya que yo tengo experiencia en ello (solo algunos entenderán este último sarcasmo).
En fin, cosas veredes que non crederes.