Por fin, terminan las peores campañas en la historia reciente de Puebla.
Tristes, grises, sin nada que ofrecer.
Guerras de lodo, campañas sucias armadas, descalificaciones, pero nada que trascienda, sin discurso y sin un verdadero llamado a votar, solo se repitió un modelo que operó contra Enrique Agüera y Blanca Alcalá y los de Morena, en los últimos años.
Todo esto con un Instituto Electoral del Estado (IEE) mediocre que empezó muy mal cuando entregó las constancias de candidaturas, sin firmas y fuera de tiempo; organizó un debate electoral al vapor, al cuarto para la hora, con pésimos camarógrafos y un moderador que actuaba más como burócrata que como conductor de un debate. Vamos que el “Capi” Ruiz Esparza lo sentaron junto a los baños. O eso parecía.
¿Qué nos dejó el debate del domingo? nada. No hubo ganadores. Los ocho candidatos que asistieron demostraron su mediocridad. Los porristas de Eduardo Rivera Pérez lo definieron como triunfador, pero es falso. Lalo Rivera Pérez es la tercera vez que contiende por la alcaldía, ya fue presidente estatal del PAN, diputado federal, ha tomado cursos en Washington y participado como académico y si vemos su nivel en el debate parecería -como dijo Alejandra Macchia en el programa de las Intimidades colectivas- un canarito.
Si tiene toda esa carrera política y experiencia, en este mes y en los previos, nada más no se le vio. Parecía que seguía dependiendo de las decisiones autoritarias de Rafael Moreno Valle. La mejor versión de Lalo Rivera fue cuando se supo hacer la víctima, cuando el anterior Auditor Mayor lo inculpó y cuando hasta ahora su aliado Mario Riestra y Jesús Zaldívar por órdenes de Eukid Castañón se sumaron a la persecución política que se ordenó desde Casa Puebla.
Así que para Lalo Rivera estuvo bien que solo vieran el encuentro 2 mil 500 personas. Así no quedó expuesto como un candidato malito que –si creemos en las encuestas que se han dado a conocer– será el triunfador el próximo domingo y que ojalá se guarden todas sus promesas de campaña, como lo del médico en su casa, que a menos que él cambie la Ley en la materia a nivel federal y los lineamientos estatales en la materia, podrá llevarla a cabo.
El fin de semana pasado vino a Puebla el enemigo número uno de Andrés Manuel López Obrador, Claudio X. González con el líder del sindicato patronal Gustavo de Hoyos, aquel que promovió la columna clasista y racista: “Ya vas carnal”. Ahí apareció el santón de la derecha, don Jorge Espina Reyes (de los principales líderes de El Yunque) así como Antonio Sánchez Díaz de Rivera y Enrique Cárdenas Sánchez.
Todos ellos vinieron a levantarle la mano al soldado de la derecha, Eduardo Rivera Pérez. Ellos que dicen que AMLO es el dictador, pero se aliaron a un partido (el PRI) que mantuvo el poder con abusos, excesos, asesinatos, espionaje, desapariciones, durante más de 70 años.
Ahora los panistas, por ejemplo, le levantan la mano a doña Hersilia Córdova, la líder Antorchista, con quien anteriormente se confrontaron. Se someten a un pésimo dirigente del tricolor, Néstor Camarillo, quien a cada rato se tropieza con los ductos de PEMEX de por su tierra y empleado de Javier Casique, según Javier Casique.
Paréntesis: (Decían en los corrillos del PRI que cada que llegaba el dirigente de ese partido olía mucho a gasolina y a cada rato le llevaban a revisar la camioneta a ver si así se quitaba ese hedor, pero ni así).
Esta, en la capital poblana, ha sido la peor campaña.
Eduardo Rivera terminó siendo el candidato del PRI, partido que es quién ganará más porque ya estaba rosando la banca y ahora se sube con los menos golpes posibles para eso aventó al partido albiazul.
Lo que hizo tanto Claudio X. González como la coalición Va por México, no fue un llamado al contrapeso político, fue una agencia de colocaciones para que los que se quedaron sin chamba regresen a vivir del erario. Fue para que Felipe Calderón deje de beber Presidente y ya le alcance para un Torres 10.
Así a nivel local como nacional.
Después de la aparición de Espina Reyes, ya sabemos quién será el favorito en la obra pública municipal. Porque el que con yunques se acuesta… amanece mojado.