Cuando pensamos en la literatura de terror, solemos recordar primero a los autores anglosajones. Sin embargo, en América Latina este género sí tiene una historia bastante antigua, desde la producción de leyendas en la época colonial, que tienen una fuerte presencia en el siglo XIX, hasta su transformación en literatura de terror o de corte fantástico. Además, de que varios autores han sobresalido por emplear recursos de este tipo para exponer las condiciones sociales y políticas que se viven en estos países.
A continuación, te recomendamos seis cuentos de terror creados por escritores y escritoras hispanoamericanas.
“La gallina degollada” de Horacio Quiroga (1917)
Se trata de un relato macabro y exasperante sobre los hijos de un matrimonio. El primero, a pesar de haber nacido saludable y adorable, con el paso de los meses se convierte en “un idiota” que no tiene control de su habla ni de sus movimientos y se limita a imitar lo que sus padres le enseñan. La pareja, en su búsqueda de procrear un hijo sano, concibe tres hijos más que se vuelven víctimas del mismo padecimiento. Finalmente, dan a luz a una niña que no corre la suerte de sus hermanos, pero al estar rodeada de ellos, la acecha la tragedia. Es un cuento alegórico de la locura, la enfermedad y la muerte.
“La noche de Margaret Rose” de Francisco Tario (1943)
Según García Márquez, es uno de los mejores cuentos del siglo XX. Se desarrolla a través de la memoria de Mr. X, un hombre que recuerda el primer encuentro que tuvo –una década atrás– con Margaret Rose, una joven que después se casó con un “multimillonario yanqui”. Luego de muchos años, Margaret le envía una carta a su viejo amigo para encontrarse. Sin embargo, al llegar a la mansión de Margaret, a Mr. X lo abruman la desesperación y la confusión, pues detecta algo inexplicable en Margaret y en la atmósfera que los rodea.
En cuentos de terror como “La noche de Margaret Rose”, Tario logró que el miedo emanara de los animales, los objetos inmóviles y los entes ambiguos.
“Autrui” de Juan José Arreola (1952)
Juan José Arreola es considerado uno de los escritores mexicanos más importantes del siglo XX. En apenas unas cuantas líneas, el autor plantea un temor que parece cobrar más fuerza y universalizarse entre los individuos de la sociedad con el paso de las décadas: el miedo a la rutina que acecha a cada persona en la incertidumbre cotidiana hasta la muerte.
Al relato “Autrui” se le piensa como un botón de muestra de la narrativa filosófica y poética, breve e irónica de Arreola, influida por escritores como Franz Kafka, Jorge Luis Borges y Charles Baudelaire.
“Música Concreta” de Amparo Dávila (1964)
Uno de sus cuentos de terror “Música concreta” forma parte de la antología homónima publicada en 1964 por el Fondo de Cultura Económica. En él, Dávila aborda el adulterio a través de la narración de Marcela, quien ha descubierto que su esposo tiene una amante. Para Marcela, la amante de su esposo toma la forma de un sapo grande de ojos amenazantes, fríos y terroríficos. Mediante la presencia de este animal, Dávila expresa el daño psíquico, emocional y físico que provoca ser víctima de infidelidad, además de ilustrar las conductas que el adúltero adopta para descalificar la certeza que tiene su pareja sobre el engaño y para evadir la confrontación por sus acciones.
“La casa del Estero” de Fernanda Melchor (2013)
Oscilando entre la crónica y el cuento de terror, Melchor recaba las experiencias espeluznantes de un grupo de jóvenes, durante los noventa, dentro de una propiedad abandonada en Boca del Río, Veracruz, conocida como la Casa del Diablo, en la que los curiosos se escabullían atraídos por las leyendas que se contaban del lugar. Es el relato de una posesión demoniaca.
“La casa del Estero” es prueba de que la oralidad es vital para la literatura de terror. El cuento es parte del libro Aquí no es Miami, publicado por Almadía en 2013, en el que la autora aborda el Veracruz de las últimas tres décadas, marcado por la violencia, el narcotráfico, la migración y los escándalos sobre las artimañas del gobierno.
“Bajo el agua negra” de Mariana Enriquez (2016)
Si hace dos siglos a la gente, por cuestión cultural, lo que le asustaba realmente era un fantasma en un castillo, ahora no, en América Latina nuestros terrores son otros.
En uno de sus cuentos de terror “Bajo el agua negra”, que forma parte de Las cosas que perdimos en el fuego, publicado en 2016 por la editorial Anagrama, hace un retrato crudo de la brutalidad policial que, en Argentina, como en muchos otros territorios del mundo, recae particularmente sobre las poblaciones vulnerables. Para crearlo, la autora se basó en un caso real que sacudió a su país en 2002, cuando unos policías obligaron a dos adolescentes a nadar en un río de aguas putrefactas y completamente contaminadas con desechos industriales. Los chicos murieron ahogados en la podredumbre.
Este caso le dio a Enriquez el punto de partida para ahondar en la violencia estructural que recae en los jóvenes, las mujeres, los pobres; la que se vive en los barrios, a la orilla del río donde quedan los desechos que ya han producido dinero para un grupo económicamente dominante. La propia Enriquez aseguró que para escribirlo “trabajó con sus propios recuerdos” de Argentina, es decir, con lo que ella misma ha presenciado.
Con información de Gatopardo