¿Qué se puede decir de Morgan Freeman que no se haya dicho ya? De acuerdo, sus últimos años de carrera no han sido precisamente maravillosos, la cantidad de decepciones ha sido mucho más alta de lo que cualquiera hubiéramos deseado, pero le debemos tantísimos momentos memorables vividos en una sala de cine que, oye, se le perdonan y pasan por alto con la misma felicidad.
Actor de impresionante voz, fascinante presencia y talento inagotable, incluso cuando el piloto automático anda activado de manera evidente, Freeman es uno de esos actores que el público celebra con entusiasmo cada vez que se reencuentra con él. Una confianza, respeto y admiración ganada con creces gracias a un buen puñado de interpretaciones (y películas) inolvidables.
A lo largo de este especial, repasamos diez de esas propuestas en las que el actor entregó lo mejor de su repertorio. Y eso son palabras (muy) mayores. En estas películas, muchas de ellas convertidas ya en clásicos inoxidables, Morgan Freeman brilla con esa luz única reservada a los más grandes. Un gigante imprescindible.
La carrera de Morgan Freeman en 10 papeles fundamentales
‘Million Dollar Baby’
Y así llegamos hasta la mejor película de Clint Eastwood, la joya de la corona, esa cima cinematográfica que resume con inigualable maestría todas las virtudes excepcionales de un director único. Vendida de manera indefendible como una historia de superación deportiva al más puro estilo ‘Rocky’, inmediatamente después de producirse su estreno se desveló la verdadera naturaleza de ‘Million Dollar Baby’, es decir, el de un drama humano de primer nivel, una historia conmovedora y trágica capaz de despertar un más que interesante debate ético y moral en el espectador.
La mano experta de Eastwood para emocionar a través de la contención y los pequeños gestos brilla con especial intensidad en esta obra maestra apabullante en su sencillez, que desarma con contundencia al corazón más fuerte, que coloca el nudo en la garganta y se cierra con uno de esos planos finales que forman parte, con toda justicia, de la historia del cine. Cuatro Oscar, incluyendo el de Mejor Película, director, actriz y, por supuesto, actor secundario para un Morgan Freeman excelso, pusieron punto y final a la trayectoria de una película inolvidable, necesaria e imprescindible. El mejor Eastwood del siglo XXI.
‘Cadena perpetua’
Señalada por el mismísimo Stephen King como «un grandísimo trabajo y no solamente como adaptación», ‘Cadena perpetua’ sigue siendo, a día de hoy, la mejor película surgida de una de sus novelas. Y eso que aquí tenemos muy poca intriga y ni una pizca de terror, siendo dos de los elementos más característicos de sus obras literarias, pero tampoco los echamos de menos. La grandeza de la obra maestra firmada por un debutante Frank Darabont reside, esencialmente, en la fuerza de sus dos personajes protagonistas, Andrew Dufresne y Red, interpretados respectivamente y de manera magistral por Tim Robbins y Morgan Freeman.
Su amistad, basada en el respeto y la admiración mutua, se aleja rápidamente de los códigos más tópicos del cine carcelario para profundizar en valores humanos tan esenciales como la honestidad, la confianza o la generosidad, entre muchos otros. Todo ello, de inicio a fin, contado con una elegancia arrebatadora y un manejo primoroso de la narración por parte de un Darabont que elevó y mejoró la novela de King hasta convertirla en un clásico cinematográfico imprescindible.
‘Seven’
Si nos sumergimos de lleno en los mejores trabajos dentro del thriller, destaca por importancia generacional, por reinvención de códigos y, por encima de todo, por influencia directa en el 90 por ciento de estrenos similares desde su aparición, ‘Seven’, la obra maestra de David Fincher. El cineasta contaba con dos estrellas protagonistas, un entregadísimo Brad Pitt y un Morgan Freeman en pleno y deslumbrante estado de forma, un secundario de prestigio, Kevin Spacey, un (semi)descubrimiento en forma de rostro angelical, Gwyneth Paltrow, y, lo más importante, un guion de Andrew Kevin Walker que le permitía dar forma a una historia enfermiza, de atmósfera angustiosa, de fotografía excelsa y de ritmo endiablado. Todo funcionaba a la perfección en una película que daba un lavado de cara total al género, convertido en una lección de fondo y forma.
‘Sin perdón’
Con ‘Sin perdón’, Clint Eastwood recogió el guante que John Ford había dejado décadas atrás en el aire con la apabullante ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ y retomó la senda del western crepuscular forjado por la soledad del héroe, el pesimismo en medio de las balas, los silencios en blanco y negro, el debate moral antes de cada disparo y los demonios omnipresentes.
Clint igualó a su gran maestro, Sergio Leone, a base de esquivar precisamente las claves más representativas de las películas que llevaron a cabo juntos y que habían llevado al género a otro lugar, ni mejor ni peor, diferente. Es decir, su alumno devolvió al western esa profundidad psicológica, ese clasicismo olvidado a favor del éxtasis visual y la épica desmedida. Esta obra maestra que respira grandeza en cada uno de sus fotogramas, está considerado por la inmensa mayoría como el mejor trabajo de Eastwood hasta la fecha. Uno de los mejores westerns de la historia del cine, una obra repleta de personajes inolvidables como el interpretado por un apabullante Morgan Freeman que forman ya parte de algunos de los momentos imprescindibles del séptimo arte.
‘El reportero de la calle 42’
La primera nominación al Oscar para Morgan Freeman llegó gracias a ‘El reportero de la calle 42’, película dirigida por Jerry Schatzberg en la que el actor ofrecía una interpretación mayúscula repleta de carisma, presencia y personalidad. Su personaje, secundario en trama, conseguía robar la cinta al completo en cada una de sus apariciones, convirtiéndose, con amplia diferencia del resto de elementos que le acompañan, en lo mejor del conjunto. El primer trabajo realmente memorable de un actor esencial.
‘Paseando a Miss Daisy’
En el año en el que todo parecía dispuesto para que Oliver Stone ganara su segundo Oscar consecutivo en la categoría de Mejor película, ‘Paseando a Miss Daisy’ terminó triunfando a lo grande. Cuatro estatuillas, incluyendo el premio gordo y los correspondientes a Mejor actriz, guion adaptado y maquillaje, coronaron a la película dirigida por un Bruce Beresford cuya ausencia entre los nominados a dirección provocó que casi nadie esperara esta rotunda victoria.
Y lo cierto es que, pese a los comentarios jocosos, prejuicios y críticas que siempre la han acompañado, nos encontramos ante una propuesta cien por cien efectiva en la consecución de todos los objetivos que se propone. Entretiene, divierte, emociona e invita a la reflexión sin subrayados innecesarios. Y encima cuenta con una pareja protagonista, maravillosos Morgan Freeman y Jessica Tandy, cuya química queda fuera de toda duda desde la primera escena que comparten. En definitiva, ‘Paseando a Miss Daisy’ sigue siendo una de esas ganadoras del Oscar tan evidentes como satisfactorias.
‘Tiempos de gloria’
Dirigida por el (siempre) infravalorado Edward Zwick, ‘Tiempos de gloria’ es un más que sólido drama bélico que atrapa y emocione con una eficacia admirable. Momentos intensos que se ven elevados por un reparto en permanente estado de gracia, especialmente en lo que respecta a unos inmensos Denzel Washington, justamente oscarizado por esta interpretación, y Morgan Freeman.
‘Invictus’
Partiendo de una figura tan potente como la de Nelson Mandela, Clint Eastwood construyó con ‘Invictus’ uno de esos biopics pegados de manera definitiva a los tópicos y lugares comunes más reconocibles del género. Y ahí fallaba una película que, sin embargo, justifica toda su existencia y valía gracias a la magnífica interpretación de un Morgan Freeman plenamente comprometido con la historia y su legendario personaje. Un trabajo a la altura de lo esperado, es decir, de la excelencia.
‘Persiguiendo a Betty’
‘Persiguiendo a Betty’, comedia extravagante, distinta a casi todas las demás en sus mejores momentos y algo decepcionante en su acercamiento a los aspectos más tópicos del género, está liderada por la mejor interpretación de la carrera de Renée Zellweger y por una de las versiones más inspiradas de la trayectoria de Morgan Freeman. Tal cual. Desde el primer minuto hasta su brillante desenlace, ambos consiguen encontrar el punto exacto de ternura, inocencia y fragilidad que requieren unos personajes imposibles de esos que solamente pueden salir muy bien o rematadamente mal. Afortunadamente, sucedió el primero de los casos.
‘El coleccionista de amantes’
Aunque su tramo final esté más cerca de la decepción que de la satisfacción, ‘El coleccionista de amantes’ es uno de esos thriller de marcada esencia noventera que tanto echamos de menos en el cine actual. Dirigida con buen pulso por Gary Fleder y coprotagonizada por una entregada Ashley Judd, esta adaptación cinematográfica de la novela de James Patterson cuenta como atractivo principal e indiscutible con la imponente presencia (y talento) de un espléndido Morgan Freeman. Al igual que sucede en muchas otras ocasiones, merece la pena acercarse hasta ‘El coleccionista de amantes’ solamente por verle en acción.
(Con información de ECartelera)