A quince días que concluyan los ejercicios municipales, ¿cómo les dejan las arcas a los que llegan?, pues cada día crece el rumor de que, en algunos casos —sobre todo de ayuntamientos del PAN que le entregarán a Morena— no habrá recursos para su operatividad.
No lo sabemos de cierto, lo suponemos, pero, así como se ven las cosas, los municipios donde aún gobierna Acción Nacional no dejarán ni los escusados, ni los clips, ni las plumas mordisqueadas.
José Chedraui Budib ha sido muy prudente al no hacer pública la información sobre cómo va el proceso de entrega recepción en el caso de la capital poblana. Fuera de fotografías y boletines que emiten en el área de comunicación social poco se sabe del estado y del uso de los recursos por parte del alcalde saliente Adán Domínguez.
Sobre todo, porque la toma de protesta de Chedraui será el 15 de octubre, a dos meses del cierre del año, cuando ya es casi imposible lograr que bajen más recursos ante una eventual crisis por una deficiencia presupuestal.
El ayuntamiento de Puebla no es el único caso donde no existe mucha claridad, pues son varios municipios en los que, se especula, pueden pasar por una crisis. Dicha especie ya se comenta en los pasillos de varios palacios municipales.
Sólo es cosa de mirar cuántos pliegos de observaciones ha girado la Auditoría Superior del Estado (ASE) y cuántas ya fueron solventadas. Más del 50 por ciento de 217 municipios fueron señalados.
Al parecer, es la venganza por no haber ganado las elecciones, porque el voto oculto no apoyó a la oposición prianista, sino que en esta ocasión el voto fue por Morena y por ratificar la política de Andrés Manuel López Obrador, quien se despide del cargo.
No sólo es en términos presupuestales, pues tan solo es cosa de hacer un recorrido por las calles y ver la apatía en la que cayeron los munícipes que entregarán su administración a otro partido: suciedad por todos lados, baches, falta de alumbrado, obras sin terminar, maleza sin recortar. Ahí están las pruebas en varios municipios de la zona conurbada, no se necesita irse a Chichiquila.
Va más allá que un simple berrinche, es que en verdad que no han hecho nada desde mayo pasado para acá.
No se espera un futuro halagador para los alcaldes que jueguen chueco y se lleven hasta las computadoras de los Palacios Municipales. No se espera ningún destino halagüeño para quienes ya se tiraron a la hamaca y están en franca rebeldía o en sus 15 minutos de pataleo que ya se convirtió en meses.
No por nada, el gobernador Sergio Salomón ya les llamó a los presidentes municipales para que se serenen y hagan la tarea correctamente, que no abusen, que no se confíen, que busquen todas las facturas correspondientes que se puedan cuadrar.
Aunque ya no hay mucho que hacer por el tiempo, el 14 de octubre los alcaldes regresarán a ser simples mortales, expuestos al escrutinio público y al peor año de sus vidas: a sentir el vacío del poder, a que ya nadie les tome la llamada, a que sus amantes consigan nuevo padrino para sus hijos, a que ya nadie los invite a desayunar y que los únicos que los busquen sean del banco y de la ASE para que paguen o para que se presenten con sus abogados y contadores para ver cómo es que usaron los recursos públicos.