Por Aleyn Merchand y María del Mar (Puebla de ensueño)
Como muchos poblanos, el Chile en nogada es ambivalente: dulce y salado. De ahí nuestra relación de amor- odio con esta joya de la gastronomía poblana. Amamos su sabor, presentación y tradición, pero aquí te decimos las diez cosas que odiamos de los chiles en nogada.
1.Odio que algunos restaurantes ofrecen Chiles en nogada todo el año.
Saltan a mi mente específicamente algunos lugares ubicados en el centro histórico, cerca del Mercado de Artesanías El Parián. Para el turista incauto, puede parecer una gran idea probarlo ya que quizá sea la única oportunidad que tenga. Sin embargo, los poblanos sabemos que el chile de enero jamás se compara con el de agosto.
2. Odio que sirvan el Chile en Nogada acompañado de arroz o hasta frijoles.
Esto es un sacrilegio. El chile en nogada es tan majestuoso y abundante, que no necesita acompañantes. Es el invitado principal de la fiesta.
3. Odio que cuando le preguntas a alguien ¿En dónde se comen los mejores chiles en nogada? y te respondan “En mi casa” o “En casa de mi Abuelita” o de cualquier familiar.
A menos que el comentario venga con una genuina invitación con día, hora y dirección de la aclamada cocinera, es mejor que sugieran un restaurante.
4. Odio que la gente discuta si el chile debe ir capeado o sin capear.
Según los eruditos en el tema, el chile en nogada va capeado. Sin embargo, hay argumentos válidos para ambos estilos: un buen capeado, fresco y abundante, es delicioso porque absorbe la nogada. Sin embargo, el sabor ahumado y picoso del chile poblano contrasta maravillosamente con lo dulce del relleno.
5. Odio ver chiles en nogada en los menús de restaurantes de otros estados.
La razón por la que la receta es poblana, se debe a que los ingredientes con los que se preparan son de temporada; cultivados y cosechados de manera local. ¡Eso es lo que hace una gran diferencia en el sabor!
6. Odio que hay una oleada de nuevos chefs que han osado en experimentar con la receta del chile en nogada.
He visto que los preparan con pescado, con carne deshebrada, sin carne, y hasta con pollo. También he visto nogada rosa (hecha con piñón), y otra que es una combinación de nuez y almendra. Déjenlo en paz, por favor. Lo amamos como amamos a Bridget Jones, “tal y como es”.
7. Y como si el punto anterior no fuera suficiente, este año osaron servir chiles en
nogada “veganos”
¿Qué lo hace vegano? Las almendras. Resulta que en lugar de servirlo con la tradicional nuez de castilla, lo sirven con nogada de almendras, es decir, en realidad no es nogada. Si recibe este nombre es porque la “nogada” viene del nogal, árbol que da como fruto la nuez.
8. ¡Odio que sean tan caros!
Dependiendo del lugar donde elijas degustarlos, su precio puede estar entre los 200 a 600 pesos. Se entiende que pelar la nuez, asar y pelar los chiles, y capearlos es una monserga, pero seamos razonables.
9. Odio que sean tacaños con la nogada.
Son chiles en nogada, no con un espejo de nogada. Debe ser como dice el chef Oropeza, “¡generoso!”
10. Odio que quieran hacer del chile en nogada algo tan exclusivo y trendy.
Este platillo ha estado en las mesas poblanas por generaciones. Si bien su elaboración puede salirse un poco del presupuesto por el costo de los ingredientes, es un platillo que se encarga de reunir la familia, ya sea para su elaboración, degustación o ambas.
Recientemente hemos visto un apogeo de las ferias de platillos tradicionales, las cuales, si bien apoyan a los productores locales y proporcionan un acrecentamiento considerable en la economía, también pueden llegar a comprometer la calidad de la preparación del platillo debido al volumen requerido para cubrir la demanda.
Moraleja
Así que lo que te recomiendan estas dos comelonas de profesión, es probar Chiles en nogada en varios lugares y con diferente sazón para que formes tu propia opinión al respecto.
¿Coincides con algunos de los puntos que mencionamos?