La designación de José Antonio Meade como candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) agrieta aún más al Frente Ciudadano por México, que ha perdido la iniciativa política lograda los últimos meses.
La crisis interna del PAN, principal partido de la coalición -que completan PRD y Movimiento Ciudadano- se ha agudizado y el sector más próximo al expresidente Felipe Calderón, del que Meade fue secretario de Energía y Hacienda, amenaza con no apoyar las directrices de la formación conservadora.
Los dirigentes de los tres partidos tratan de salvar in extremis la coalición, una amalgama en la que está resultando más complicado de lo esperado contentar a todos los actores.
“El Frente ni es ciudadano ni es un gobierno de coalición, es un acuerdo para repartirse el poder”, aseguró el senador panista Javier Lozano, en sintonía con su compañero de partido, el también calderonista Ernesto Cordero. “Yo sé que soy militante de un partido político, pero tampoco estoy obligado a votar por una barbaridad, como la demagogia que propone el Frente Ciudadano”, afirmó el actual presidente del Senado.
La ruptura sería un mazazo sin parangón para el PAN y su presidente, Ricardo Anaya, de 38 años, quien ha apostado su capital político en la formación. El dirigente considera no solo que el candidato debe salir de su partido, algo en lo que no discrepan ni Alejandra Barrales, máxima responsable del PRD ni Dante Delgado, líder de Movimiento Ciudadano; Anaya está convencido de que debe ser él. Su postura ha irritado al resto de aspirantes, que ven en la falta de claridad de la elección del candidato una estratagema para dilatar una decisión que está tomada.
Los líderes de los partidos decidieron anteponer la definición de las líneas maestras del Frente a la concreción de un líder, algo que les está saliendo muy caro. Además, las diferencias ideológicas entre los tres partidos –uno claramente conservador y dos progresistas- complican la definición de un proyecto conjunto.
Para paliar este déficit, las formaciones suscribieron recientemente un documento que sienta las líneas generales, pero que no aclarara su posición sobre asuntos como el matrimonio igualitario, el aborto o el uso medicinal de la marihuana.
Con información de El País.