Fabiola Cabrera
La economía es un tema que mueve nuestros pensamientos, tanto para calmarnos como para meternos en ansiedad. Dependiendo de lo que cada uno de nosotros vive, son las emociones que pueden regir nuestro pensar y actuar. Cuántas veces nos ha invadido el temor o la incertidumbre porque nos dicen que hay recesión económica o que todo está subiendo de precio, que todo está muy caro; lo que más nos mueve es cuando dicen: “¡subió la gasolina!”.
Por otra parte, si tenemos una buena economía, estable y fija, entonces, difícilmente algo nos podrá mover de ese sentimiento de bienestar. Las especulaciones que se generan en los mercados de dinero son influenciadas por unos cuántos, y de ellos baja la información al siguiente nivel y así sucesivamente, hasta que llega a nuestros oídos, con el mensaje todo distorsionado, porque cada persona tiene una forma de percibir y de comunicar muy diferente.
Estas especulaciones se van generando cada vez que es conveniente para algunos mover la economía del mundo para fines específicos. Es como en la casa de bolsa, donde según las expectativas se van al alza o a la baja los precios de los diferentes productos que se estén ofertando en ese momento, y de acuerdo con la oferta y la demanda de un producto los especuladores “juegan” con los precios.
Así mismo, pero en una escala de microeconomía, se juegan varios papeles en la economía de nuestro hogar o en las finanzas personales. Si consideramos que para cada uno de nosotros nuestra microeconomía es lo más importante que tenemos, desde ahí entonces debemos partir. La administración personal que llevemos día a día nos hará ser disciplinados y saber con exactitud cuándo podemos adquirir compromisos a corto, mediano o largo plazo y no descompensar nuestras entradas y salidas de dinero.
Dependiendo si recibimos el dinero de manera semanal, quincenal o mensual, así mismo deberá de ser nuestra planeación, ahora bien, si en nuestra casa tenemos más de únicamente nuestra entrada monetaria, ya dependerá de cada uno de los integrantes del hogar cómo va a participar y en qué porcentaje de los gastos de la familia. Siempre será más llevadero y más ágil el gasto de una vivienda si todos los que vivimos ahí mismo participamos de forma constante, así las responsabilidades se van a compartir, igual que las labores propias del hogar, de tal forma que todos los que habiten esa casa se sientan a gusto y no haya nadie que sienta que le están cargando toda la responsabilidad, y esto con el tiempo llegue a generar frustración, enojo o algún sentimiento desfavorable.