Ricarnage Loranca y Campos
El ya no tan ilegal consumo de marihuana en nuestro país, estado y ciudad ha crecido exponencialmente en los últimos años. Razones hay muchas, la legalización en otros países, la depuración de mitos y tabúes, los beneficios de la planta, sus efectos.
Puebla, en específico la ciudad, es un lugar que poco a poco ha roto los candados, prejuicios y mitos alrededor del cannabis, tanto que en la Angelópolis se ha realizado, en cinco años consecutivos, el Festival 420, un día dedicado en su totalidad al consumo del THC.
Iniciamos con la advertencia habitual, si te consideras un purista, puritano o conservador, corta aquí tu lectura, si continúas seguramente te vas a sacar un susto, te vas a dar de azotes.
El 420, celebrado en todo el planeta cada veinte de abril, es un homenaje total a la planta favorita de Bob Marley. Según algunos datos y medios, el llamado “Cuatro Veinte” se celebra desde el año 1971.
El pasado sábado en Puebla, en el marco de ésta celebración, se realizó un festival cannábico que contó con diferentes actividades, tanto musicales, como informativas.
El “420 Poblano” representa un hito en la cultura cannábica en nuestra ciudad, la piedra angular que podría marcar el paso de la “industria verde” en la región.
Dicho festival le dice a los poblanos, les grita, que es momento de dejar los tabúes y mitos a un lado, darnos cuenta que el consumo de la marihuana en todas su formas, gastronómica, medicinal, recreativa, no debería ser penalizado, todo lo contrario.
Sin duda alguna dicha fiesta fue totalmente ilegal, característica que no impidió que la celebración se llevara a cabo entre dicha y armonía.
El 420 tuvo conferencias y talleres sobre cultivo básico al exterior, trícomas y tipos de extracciones, principios básicos de BHO y cultivo en interiores.
De igual forma se presentó un espacio gastronómico, comida cannábica pues. Emparedados y bocadillos con aderezos hechos a base de marihuana, coctelería, tragos y mojitos con marihuana.
Iniciando actividades desde las 15:00 horas, los ojos de los asistentes ya se notaban rojos en las primeras horas de la tarde.
En la música, con más de doce horas consecutivas en vivo, se presentaron talentos como Ruido, Ursula Prawn, Cebrok, Arbok, Icebox, Antimateria, y Cholula Dance Division entre otros.
Reggae, rap, música electrónica y rock ambientaron un festival que terminó ya en la mañana del domingo.
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Poco antes de que el reloj marcara las cuatro de la tarde con veinte minutos se inició una cuenta regresiva que daba por inauguradas las actividades de la quinta edición del festival 420.
Aunado a todo esto, la organización del festival incorpora una rampa de skate que fue ocupada por algunos representantes poblanos del deporte urbano por excelencia.
Entrada la noche un grupo de fumadores expertos creó y prendió un porro de dimensiones colosales, y no estamos exagerando. Casi 15 hojas de puro tuvieron que ser utilizadas para generar un cigarro de marihuana que superaba los ochenta centímetros.
Incluso hubo una “barra libre” de wax. El Wax es un tipo de BHO (aceite de hachís butano). Se prepara utilizando butano como disolvente para extraer los principales cannabinoides y terpenos de los cogollos y recortes de la marihuana. Estaba duro.