El 7 de noviembre de 2003 fue inaugurada esta pieza escultórica que desde el primer momento causó polémica. El entonces alcalde de la ciudad, Luis Paredes Moctezuma, dio su aprobación con bombo y platillo tras fuertes críticas de la prensa, especialistas y ciudadanos en general.
La obra corrió a cargo de Sebastián, nombre artístico de Enrique Carbajal González, escultor mexicano nacido en Ciudad Camargo, Chihuahua, en 1947. Es casi una constante que las piezas de Sebastián vayan siempre acompañadas de alguna polémica, como lo demuestran las 31 obras que de él se yerguen en varias ciudades de la república. Su Ángel custodio poblano no careció de las críticas fundamentadas y no.
«Monumento a las trompas de Falopio» fue llamado por los más bromistas, mientras que para otros con más conocimientos de urbanismo les pareció una escultura demasiado abstracta y poco representativa del verdadero espíritu de la ciudad. Dentro de su base están resguardadas cientos de cartas que serán desenterradas y leídas el 16 de abril de 2031, día que la ciudad cumpla 500 años, para saber cómo es que pensaba la gente en el 2003. Todo lo anterior bajo el argumento irrebatible de que una sociedad puede cambiar mucho en 28 años y además volverse olvidadiza.
Con la implementación de la línea 3 de la Red Urbana de Transporte Articulado, esta escultura podría ser removida, debido a que además de inútil y polémica también resultó estorbosa para el transporte. De ser así, su nueva ubicación se daría a conocer antes de terminar el 2017 para iniciar su remoción a la brevedad.