El único que hoy tiene boleto asegurado para el 2027 por Morena es José Chedraui Budib. Sí, lo sé, es una obviedad, pero hoy en día es el único que realmente es conocido. Todo dependerá de cómo salga evaluado en percepción ciudadana.
La semana pasada pidió a los directores de medios locales que ya no le pregunten si piensa reelegirse. La verdad es que tiene hasta finales de 2026 para trabajar en su imagen. Todo depende de él: de su compromiso, de su capacidad para cumplir acuerdos. Si logra sacar la casta, sólo un rayo enviado desde el Olimpo podría impedirle buscar la reelección.
Nadie cree que no le interese reelegirse, esa también es una obviedad. Una cosa es no querer hablar públicamente del tema y otra muy distinta es que no lo desee. Sólo que, si dice algo en este momento, lo pondría en una posición muy vulnerable pues sería un blanco de ataques y crecerían sus oponentes.
Aumentaría la guerra y el fuego amigo.
Sus oponentes internos —Laura Artemisa García Chávez, Rodrigo Abdala Dartigues, entre otros— todavía arrastran números muy bajos en conocimiento público. No por nada la lideresa de la Jugocopo ya inauguró su casa de campaña… perdón, de gestión legislativa, en el Centro Histórico, a solo cinco calles del Palacio de Charlie Hall.
Dirían los clásicos: todo es símbolo.
A los ojos del respetable, la actividad política de García Chávez ha ido in crescendo, paso a paso. El gobernador Alejandro Armenta Mier la respalda; desde la campaña de 2024 era una de sus operadoras cercanas. Y todo el magisterio… lo sabe, lo sabe.
Y los locutores lo saben, lo saben.
Y los ingenieros lo saben, lo saben.
Y los periodistas lo saben, lo saben.
Los que faltan también lo saben, lo saben.
Pero para alcanzar su objetivo no basta con tener el visto bueno de los dioses del Olimpo; necesita penetrar en el electorado, ser reconocida, percibida y vista como la opción para gobernar la ciudad. Tiempo tiene.
No sólo de operación política vive el hombre, dicen las Sagradas Escrituras.
No importa que se diga que no es momento de destapes. En términos reales nunca lo es, pero el tiempo, implacable, arrasa con todo, incluso con las aspiraciones.
Así que no debe sorprender que quienes sueñan con la candidatura ya estén aventando la carne al asador.
El reloj camina.
¿Con qué contarán los otros aspirantes para buscar el puesto?
La ventaja de Morena es que su oposición trae la brújula descompuesta y su apuesta no será ganar, sino negociar con quien gane. Piensan que habrá un voto de castigo en el 2027 contra el partido guinda, pero es una visión generada por algún opiáceo.