Rosendo Huesca y Pacheco murió a las 3 de la mañana del pasado sábado 25 de noviembre en Puebla capital. Tenía 85 años de edad.
Fue desde el inicio de su ministerio arzobispal un ente polémico tanto en la iglesia como en la política, pues fue un aliado irrestricto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) aunque siempre «le sacara la vuelta» a los cuestionamientos sobre el tema.
Dentro de la iglesia también tuvo una enorme injerencia polémica, pues participó en el encubrimiento que durante años protegió al sacerdote Nicolás Aguilar, uno de los más grandes pederastas que ha habido… parece que en la historia entera de la religión. Huesca, en contubernio con Norberto Rivera Carrera (otra finísima persona), fue el encargado de que a Aguilar no lo juzgara nadie que no fuera de los tribunales divinos.
El escándalo se destapó en 1987 cuando Aguilar fue encontrado en la casa cural de Cuacnopalan, Puebla tras haber sostenido una orgía de proporciones épicas con un grupo de jóvenes; éstos habrían aprovechado la experiencia religiosa para golpear y asaltar al párroco. Tras enterarse de la epifanía, el entonces obispo de Tehuacán Norberto Rivera (¿les suena el nombre?) mandó a Aguilar a volar… pero a Los Ángeles, para que no lo persiguiera la justicia mexicana. Allí, genio y figura, don Nicolás también abusó de menores de edad que desde luego lo denunciaron.
Sus amigos mexicanos no se iban a quedar con los brazos cruzados y de inmediato lo repatriaron antes de que los gringos le echaran el guante. De regreso en México, ni tardo ni perezoso Aguilar siguió oficiando y violando, más lo segundo que lo primero, hasta que el caso llegó hasta el Vaticano, aún en el papado de Juan Pablo II, quien se hizo de la vista gorda ante más de cien acusaciones que pesaban en contra del padre Aguilar. Al final, sólo fue «separado» del sacerdocio, un castigo injusto en el que mucho tuvieron que ver los amigos de sus años poblanos: Norberto Rivera y Rosendo Huesca, quien ya está entregando cuentas pero en un tribunal muy distinto al que debió haber enfrentado.