La fila para felicitar a Sergio Salomón Céspedes Peregrina es larga.
Click. Una foto. Click. Otra foto. Click. Un abrazo. Click. Una selfie.
“¡Mi góber, felicidades!” le abrazan.
“Mi góber, ¿me regala una foto?”.
En la fila aparece Antonio Gali Fayad junto con su esposa Dinorah López. Ambos discretos no se quieren saltar la fila, al contrario, esperan pacientes al turno para darle el abrazo al mandatario quien tranquilizó y despresurizó a la sociedad, después de casi 970 carpetas de investigación y auditorías contra la disidencia.
Gali abraza a Céspedes. Algo se comentan al oído. Unos minutos antes, Dinorah López ya había saludado al actual mandatario.
Cuentan los bien informados que son 800 personas juntas en todo salón principal del Centro Mexicano Libanés. Es la comida que organizaron los amigos de Sergio Salomón.
¿Menú?
Chicharrón carnudo de Tepeaca, para abrir boca. Spaguetti y pierna enchilada con ensalada de calabacitas y postre también.
¿Música?
Primero un mariachi, luego un DJ que suena toda la tarde, desde rock and roll en español hasta cumbias. Por supuesto, Sergio Salomón y su esposa Gaby Bonilla persignan la pista y bailan un buen rato.
Ningún aspirante a un puesto de elección popular, porque nadie quiso enturbiar el festejo, ningún mensaje político o que se infiriera que iba con dedicatoria, al contrario, Javier Aquino aclara que es un festejo por su amigo y por su jefe.
En cambio, mientras dedica unas palabras el festejado hace hincapié que lo que vale la pena es más allá de los tiempos electorales, la convivencia y la unidad entre la sociedad poblana.
Le aplauden al jefe de pie.
En la mesa principal están varios exgobernadores: Melquiades Morales Flores, Guillermo Pacheco Pulido, Antonio Gali Fayad.
—¿Ya te diste cuenta que están tres exgobernadores?, casi no ocurre que se junten en actos públicos, comenta uno de los asistentes al ver la enorme mesa principal en la que está hasta el líder del Consejo Coordinador Empresarial y el de la CTM, Leobardo Soto con su hijo.
Los flashes no dejan de brillar en torno a la mesa principal. Es cierto, el poder de convocatoria es alta, incluso hay periodistas que fueron vetados en el barbosismo, y aquí están en el convite.
—¿Te acuerdas que a Tony Gali lo exiliaron?, insiste el interlocutor. Es una lástima que en Puebla los gobernadores que valen la pena como Gali o como Pacheco Pulido o el actual duran muy poco tiempo y los demás o se van de Puebla o están muertos.
—O están en la cárcel como Mario Marín.
—Tú lo has dicho… en la cárcel.
Es la segunda vez que el gobernador llama a la unidad. Hace un año, por estas fechas, se dio una reunión por sus primeros cien días de gobierno, esa vez fue en San Felipe en un restaurante que alguna vez fue el famosísimo 1800.
En aquella ocasión, algunos invitados dijeron que era el inicio de la era salomónica, en referencia al rey Salomón, quien fue un gobernante justo. Acababa la era de los señalamientos, el nalgas a la pared, el acusarse entre todos con tal de salvar el pellejo. Se respiraba un ambiente distinto. Aquí es igual, se respira diálogo, concordia, buen trato y respeto.
La fiesta sigue, hay baile, música y fotos, muchísimas fotos.
Algunos aseguran que fueron 800 personas, otros dicen que tuvieron que ampliar hasta mil. Sea lo que sea, así fue el poder de convocatoria por el festejo de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.