Por: Gilberto Brenis / @GilbertoBrenis
Al momento de escribir estas líneas la huelga entre el Sindicato de Actores y las productoras fílmicas en Hollywood continúa. Estas semanas en las que el trabajo se ha suspendido tendrá una fuerte repercusión en la cantidad de películas y series que estaremos viendo en el futuro cercano.
Los estudios ya empezaron a cambiar los estrenos de ciertas películas para poder llenar los huecos que se han ido formando por tener varias
producciones suspendidas. De todos los puntos que los actores están pidiendo hay dos en los que me gustaría elaborar. El primero de ellos es las regalías que reciben por su trabajo.
Hoy en día para los actores es imposible saber cuántas veces se vio su serie en algún canal de streaming porque esa información es confidencial y no se comparte. De esta manera un actor que realizó una serie que capitalizó muy bien mientras estuvo transmitiéndose al aire y en repeticiones en la televisión se topa con que una vez que esa serie se vende a un canal de streaming sus regalías se ven minimizadas al máximo.
De igual forma, un actor que es contratado por un canal de streaming recibe su sueldo por el trabajo realizado, pero no hay forma de obtener
un beneficio extra si la serie resulta ser un gran éxito en reproducciones. En ambas circunstancias los actores llevan las de perder.
El segundo punto es la inteligencia artificial, resulta ser que en los grandes contratos que firman los actores se habla de medios existentes o por existir, lo cual autoriza a los productores a usar tu imagen para lo que ellos crean necesario e incluso sin la aprobación expresa del actor o sus herederos.
James Earl Jones fue un tanto visionario pues al ser la voz de Darth Vader decidió vender los derechos de su voz a Disney para que hagan con ella lo que gusten, evidentemente con ciertas restricciones. Él ha decidido ya no actuar, pero su voz seguirá vigente incluso después de que él muera. Otro ejemplo reciente es la voz de Robin Williams como el genio de Aladdin en un corto de Disney celebrando 100 años.
Evidentemente Williams no grabó esas palabras, pero se obtuvieron editando palabra por palabra de textos que ya tenían grabados con él y con la aprobación de sus herederos, si bien no se usó inteligencia artificial sí es una muestra de lo que se puede llegar a hacer si esto no se legisla o especifica en un contrato.
Harrison Ford fue rejuvenecido en la última cinta de Indiana Jones gracias a la inteligencia artificial. Carrie Fisher fue incluida en una película
de Star Wars después de fallecida. Stephen Fry se sorprendió al saber que existía un audiolibro con su voz y que él no había grabado y tampoco había cobrado un peso por él.
Los alcances son inimaginables y los actores están en todo su derecho de defender sus ingresos, su nombre y su imagen siendo remunerados
de una manera legal y justa. Ojalá muy pronto se llegue a un acuerdo para que el público no resienta ese vacío de entretenimiento en los cines y
canales de streaming.