Todas las mujeres, sin temor a equivocarme, hemos tenido ese ojo clínico para elegir al mejor hombre, al que todas buscamos, al que algunas hemos llegado a tener en la vida. Esto no quiere decir que sea el que merecemos, porque incluso si son de cadera inquieta, todas sin duda hemos llegado a elegir un perdedor. Dentro de esta categoría, mencionaré algunos de los perfiles de esos grandes sementales:
El Palazuelos (casi un mirrey pero prietito): Es aquel caballero andante que considera (porque así se lo hizo creer seguramente una lady de esas carentes de amor propio) que te está haciendo un favor al salir contigo, ese que te dice algo como “mira ahorita no estoy buscando una relación”, “la verdad es que hay que vivir el momento”, “los títulos no son sanos”, ¡ah!, pero se enteran que sales con otro prospecto y de piruja no te bajan.
El Moscón (con lagunas mentales): De esos que casi no abundan, esos que jamás han conocido, que ni la prima de una amiga del vecino de las hemorroides ha encontrado, (cálmense hipócritas, seguro alguno de ustedes cubre el perfil). Esos que ahí están como pinche mosca, pegados a lo pendejo, dando vueltas, nomás chingue y chingue, pero cuando una pregunta: (pendejamente porque está más que claro) “Oye, ¿qué somos?”, y resulta que les dio un pinche Alzheimer de poca madre, bueno hasta tartamudos se vuelven: “¿Eh?, ¿cómo?, ¿q…q…qué somos?, ¿de qué o qué?”. “Sí cabrón, sí, escuchaste bien, te pregunté qué somos, nada más para saber si sigo de tu pendeja o….ok sí voy a seguir de tu pendeja, pero pídemelo bonito”, y todavía le dices “no, nada, ¿cenamos?, yo invito”.
El Todas mías (la realidad es que tiene calludita su mano): Se la pasa presumiendo todos y cada uno de sus caldos, detalles, romances, pero casi siempre se le olvida decir que son imaginarios, bueno, hasta le suena el teléfono frente a sus amigos y finge que es una de sus ladies, cuando la verdad es que programó su alarma para hacerse el interesante. La última cita que tuvo fue con la señora de las memelas y hasta ella le dijo que primero se formara.
El dramas (justo ahorita hará drama al identificarse): Todas sus relaciones han terminado porque nadie lo entiende, porque las malditas mujeres no ven que está cansado, que se le acabaron los datos y aún no es quincena, que su mamá ya lo tiene harto con sus ronquidos, sí, tiene 38 años y sigue viviendo con su jefa, la cual le espanta a todas las lagartonas porque su bebé merece lo mejor (perfil que jamás cubriremos).
El pechugón (si lo identifican, por favor, huyan): Digamos que es una fusión entre niño de la calle y hombre recién salido del anexo. Son aquellos hombres que en su totalidad son sanos, nunca se enferman, son ampliamente sociales, tienen un sistema inmunológico tan perfecto que tragan y beben como si no hubiera un mañana. El pedo es que siempre andan con sus mugrosos 50 pesos; pero eso sí, te avisan cuando ya estás pidiendo la cuenta y todavía te dicen: “no mames, güey, ¿por qué es tanto? Si apenas y me comí dos tacos”… ¡pero de cada pinche guisado, pendejo! De verdad, huyan, esos no estarán con ustedes por amor, bueno sí, por amor a la comida y al chupe.
Así que, por piedad, véanse en éste espejo ya bastante estrellado, por cierto, y cuiden su cartera, digo, su corazón también, pero ese como quiera luego se arregla, ya llegará el que por lo menos pague la micha de su tragadera, pero la crisis, la pinche crisis, esa de verdad te acaba.
¡Ese consejo les doy, porque muy jodida ya estoy!