El amor romántico es una construcción cultual que ocupa gran parte de nuestras vidas porque se considera el fundamento de la felicidad y la no solitud, está sujeto a determinados convencionalismos, costumbres, creencias, valores y mitos. El psiquiatra Alberto Orlandini, autor de El enamoramiento y el mal de amores dice que el mayor anhelo de la criatura humana reside en sentir que otro le da amor.
El amor romántico es una forma cultural de establecer relaciones interpersonales y sexoafectivas; se cree de forma sobrevalorada que es uno de los retos que todas personas deben enfrentar (rol romántico) aunque que es efímero y puede acontecer una y otra vez.
Y si bien, El Romanticismo constituyó un movimiento artístico, cultural y literario contra el espíritu racional y crítico en la Europa del siglo XVIII dando prioridad a los sentimientos, en nuestro tiempo está lleno de distorsiones y subjetivismos, mandatos culturales, simbolismos y violencias. El modelo del amor romántico está construido por el capitalismo y el patriarcado con asimetrías, imposiciones y sometimientos.
El amor romántico en nuestra cultura es la base del noviazgo y el matrimonio, y en consecuencia de la monogamia, la familia, la filiación, la propiedad privada y el Estado. Aunque actualmente se tienen derivaciones con títulos a modo o sin títulos.
No obstante, hemos aprendido a relacionarnos desde la anatomía estereotipada e hipersexualizada, los cánones de belleza y la competencia, todo el valor de las personas está centrado en su forma e imagen corporal (atractivo físico) promovidos por la mercadotecnia, el cine, la televisión, la publicidad, la música, la literatura, los medios de comunicación, etc. Por ello existe la famosa prueba de amor, el faje, el vuelo a la hilacha, los free, los packs, etc, etc. y los arquetipos de hombres fuertes y valientes, y mujeres bellas y sumisas. Algunos disidentes han optado por la sapiosexualidad.
Lastimosamente entre los infantes se promueve con singular alegría la hipersexualización al hacerles preguntas triviales sobre si tienen novio(a) o si saben dar besos, y también se promueven los cuentos de hadas de príncipes y princesas; los adolescentes están ocupados en el primer amor y las primeras experiencias sexuales como si se tratara de una competencia sin suficiente desarrollo biopsicosocial que pueden derivar en conflictos personales, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, matrimonios forzados o frustrados, delitos sexuales, etc.
Las distorsiones más comunes sobre el amor romántico entre adolescentes y jóvenes son las ideas de complementariedad para integrar una unidad aunque en verdad no sean medias frutas: naranjas, limones, muéganos o lo que sea; la apología de un cuento o novela dramática; los héroes o heroínas, centinelas o sensei de la otra persona.
La idea religiosa del amor perpetuo que todo lo soporta a manera de suplicio y sacrificio está fuertemente insertada en la cultura encubriendo violencias y restringiendo derechos y libertades personales.
El amor romántico sostiene amplios sectores comerciales, el 14 de febrero es un día comercial y una trampa para la felicidad utópica. Actualmente el amor romántico es considerado fuente de violencias, codependencias y mitos que deben llevarnos hacia una verdadera ética del amor romántico y una adecuada educación amorosa y emocional.
Los jóvenes y adultos promueven libertad sexual no como un bien jurídico en el que media el consentimiento o los actos consentidos sino como interacciones corporales y hedonismos sin ninguna ética del amor. Hemos llegado a un punto donde los cuestionamientos al amor romántico se han distorsionado y donde pareciera que ellas prefieren a los patanes y ellos a las cabronas.
Cuando el amor romántico lleva al matrimonio de hecho o de derecho debemos considerar que está teniendo nuevas significaciones más allá de hombre-mujer, perpetuación de la especie y lucha por la existencia, se acerca a nuevas redefiniciones más parecidas a una coincidencia temporal para una sociedad en convivencia en su más amplio sentido.
El amor romántico está amenazado por el odio, los micromachismos, los roles y estereotipos de género, la negación de los derechos humanos y las libertades personales, los delitos sexuales, los delitos contra la integridad corporal y contra la vida, la violencia digital y otros.
El amor romántico debe resignificarse y tener connotaciones más razonables, edificantes y dinámicas, el reto es relacionarnos en igualdad y equidad transitando hacia relaciones sexoafectivas consensuadas y libres de violencias.
El primer y perpetuo amor de toda persona debería ser el amor propio pero de ese otro amor hablaremos en otra ocasión.
Ana Teyssier
anateyssi@gmail.com
Poblanóloga, escritora, cronista e investigadora cultural independiente. Premio
Municipal de la Juventud y el Galardón Poblano Distinguido. Ciudadana 360°.