Confirmadísimo: quien es la responsable de vetar perfiles en Acción Nacional es Augusta Díaz de Rivera. Ella fue quien impidió que se reeligiera la diputada Lupita Leal y, al contrario, le dio la entrada a Manuel Herrera, quien, como regidor en la ciudad no hizo nada relevante. Lo más que se le conoce es que cobraba puntualmente su quincena.
¿Conoce usted a Manolo Herrera? ¿Sabe quién es? La parte más llamativa de su trayectoria fue en la época de Rafael Moreno Valle que tapizó los camiones con publicidad del candidato.
No nos desviemos.
Es Augusta Díaz de Rivera quien provocó el conflicto con la familia Angon en Cholula y por ello, la salida de la hija de la alcaldesa para irse a contender por Morena a un puesto de elección popular.
Lo mismo ocurre en varios comités municipales en donde lo que menos encuentran es respaldo por parte de su dirigente.
Ah, pero ¿qué tal su “casa gris’” las nuevas instalaciones del PAN quedaron de lujo. Para la presidenta estatal de Acción Nacional fue más redituable gastar las prerrogativas en un inmueble caro que impulsar a los comités de su partido.
Pero Díaz de Rivera no es necesariamente culpable al cien por ciento; tampoco de su secretario general Marcos Castro, con quien se ha sabido ha mantenido grandes y graves diferencias en la forma de dirigir a ese instituto, no, detrás de las decisiones políticas está tanto Antonio Sánchez Díaz de Rivera como Francisco Emmelhainz.
No podría ser de otra manera.
La pregunta que queda en el aire es que si las críticas que se han hecho a la administración estatal por parte de los panistas en cuanto a su presunta intervención, a los temas de salud, a los de inseguridad, por parte de los candidatos, ¿son a motu proprio o vienen de una línea de la ultraderecha poblana?
Es que llama la atención porque si alguien buscó pacificar y cancelar las persecuciones es el actual jefe del Ejecutivo. Se deslindó totalmente de lo que hizo su antecesor —aunque eso no le guste a cierto y conocido chal vengador— y tendió puentes de comunicación, no obstante, las acusaciones están ahí, que, si bien son parte de todo proceso electoral, la duda es si los santones de la derecha quieren romper la comunicación con el actual gobierno.
Hay que aclarar que la crítica a la dirigente no es contra su persona, sino a su manera de cómo dirige su partido. A esa actitud dictatorial de este sí y esta no va a ser la (el) candidata (o) a un puesto de elección popular, pues como decíamos líneas arriba, fue quien dijo que Guadalupe Leal no había hecho nada en su paso por la actual legislatura.
¿Quién sabe qué película vio?
¿A quién le hizo caso?
¿Quién la mal aconseja?
Porque, insistimos, el trabajo legislativo de la diputada Leal está ahí y es palpable, eso sí, ella no pertenece a la secta que verdaderamente gobierna a ese partido desde las sombras, ni tiene un apellido español o trae un padrinazgo político. Es mortal como cualquiera y eso pues no les encanta a los actuales dueños del partido albiazul.
En los próximos días veremos qué tan atinadas han sido las decisiones de la lideresa panista respecto a su partido y qué tantos votos logran conseguir para sus candidatos tanto a la gubernatura como a los ayuntamientos.
No es que se venga una desbandada, es que esa ya se ha ido dando desde el año pasado a la fecha, pero no han reparado en ello.
Ya se verá.