Fabiola Cabrera
Si ponemos nuestra economía en manos de la especulación o de lo que gira en torno a los demás, estamos administrando nuestro dinero de manera equivocada.
Estamos muy acostumbrados a lo que nos han inculcado desde hace años, el sistema nos hizo dependientes de él, nos mentalizó a no tener el control de nuestras finanzas, nos ha enseñado un sistema de creencias basado en la especulación de cómo se mueve el dinero a nivel macro.
Muchos podrán estar de acuerdo o no, pero lo cierto es que debemos hacer un autoanálisis y un recorrido mental. Desde que teníamos uso de razón, ¿qué era lo que escuchábamos de nuestros padres, de nuestros tíos, abuelos, los compadres de la familia, los papás de nuestros amiguitos? Yo recuerdo, desde que era niña, que siempre los adultos se quejaban de la “situación económica”, esas eran sus exactas palabras, aunque entonces poco me importaba ese tema, porque era totalmente desconocido para mí.
Conforme vamos creciendo y oyendo quejas y lamentaciones de que el dinero no alcanza, de que no es suficiente, de que todo está muy caro, de que no suben los salarios y más frases negativas y poco optimistas como éstas, nuestra mente empieza a generar una red de negatividad y cerrazón al dinero, de escasez, de que nunca será suficiente, de que para alcanzar nuestros sueños y metas en la vida vamos a tenernos que esforzar demasiado, de trabajar horas extraordinarias, de sacrificar tiempos de descanso y tiempo de calidad con nuestros seres queridos, con tal de formar un patrimonio, de hacer una casa, de pagar los estudios universitarios (carísimos por cierto) de nuestros hijos.
Porque en México es una grosería lo que se cobra por la educación a todos los niveles, que ya ni lo cuestionamos, nadie repela, nadie investiga, nadie hace nada, sólo nos conformamos, salimos con nuestra justificación de “pues, así es”, “ya qué”, “no hay de otra”, “no sirve de nada cuestionarnos”, y una cantidad increíble de respuestas basadas en la justificación para no exigir a quienes nos rigen en su momento. Somos una población basada en el conformismo y en el seguir las normas establecidas, por algún personaje impuesto y que dirige dichas reglas.
Si observamos la economía de todos los tiempos, como lo cuentan los hechos históricos, siempre se viven momentos de altas y bajas, oferta y demanda, crisis y bonanza,
depresión y prosperidad, especulación y solidez financiera. En todos los rubros, la moneda tiene que cumplir estas funciones, no puede siempre estar al alza, no puede estar en circulación alta todo el tiempo, es casi imposible, porque así no funciona la economía, pero obviamente como somos seres llenos de miedo a no tener, porque esa ha sido la enseñanza durante generaciones, pues al primer grito de que subió el acero, la población empieza a temblar, empiezan a llenarnos de noticias escabrosas donde todo está basado en suposiciones, en hacer temblar a la ciudadanía, en consejos para guardar el dinero, no invertir, no pagar, no comprar; entonces, solitos, empezamos a colapsar el mercado porque no hay circulante. Toda la gente tiene como tema de plática que “está difícil la situación”, “qué vamos a hacer”, “todo está tan caro”, “ya no alcanza el dinero para nada”, etc.
Pero ¿qué sucede con las grandes empresas, con las cadenas de supermercados, con las tiendas prestigiadas de marcas, con los monopolios, con todos los monstruos del mercado que nos manejan? Pues toman la oportunidad que se les está presentando de pánico poblacional y empiezan a lanzar sus campañas de temporadas de esto y de aquello, con precios a 12 meses sin intereses, paga 2 y te llevas 3, toma la oportunidad, aprovecha las ventas nocturnas, el dichoso “buen fin”, donde generan cantidades millonarias de todos los ingenuos que nos dejamos manipular y gobernar por todo el marketing monstruoso que nos envuelve.
Uf, suena abrumador, ¿verdad? Y lo peor del caso, es que es cierto.
Hoy por hoy, Puebla se enfrenta a nuevos cambios en muchos sentidos, hay incertidumbre en general, no se mueve tanto circulante, no hay mucha obra pública que impulsaba la generación de empleos. Por otra parte, a nivel mundial, el crecimiento poblacional sigue en aumento a pesar de los temas de abortos y feminicidios. La longevidad de la población sigue en aumento, las personas están viviendo más años, pero ya no tienen las mismas posibilidades ni fuerzas de generar más dinero a través de sus trabajos o negocios independientes. Las enfermedades, están siendo más costosas y largas.
Este es un tema que, de verdad, debemos tomar en serio: empezar a planear ya nuestro siguiente paso, pensar en qué es importante invertir, si preferimos pagar cierto estatus social o generar ahorros personales y familiares y entrar en los niveles socio económicos que están a nuestro alcance.
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