Por Marco Calderón
Me atrevo a asegurar que ha sido más buscado que el santo grial, las esferas del dragón y Javier Duarte juntos; es más efectivo para quitar el sueño que dos cafiaspirinas tomadas con un espresso doble; provoca más emociones que subirse a la montaña rusa después de haberse metido dos tachas… según lo que me han contado. No, no me refiero al elixir de la vida eterna ni a los viernes de quincena, sino al tan llevado y traído Punto G.
Como en Revista 360° no queremos quedarnos fuera de tan noble búsqueda, aquí les dejamos unos datos sobre este lugar tan común y, al mismo tiempo, tan mítico del sexo femenino:
- Hay quien asegura que solo es otra forma de llamar al clítoris. Sin embargo, su localización está en un punto exacto de conexión entre la vagina, la uretra y el clítoris. Justo en ese lugar hay complejas terminaciones nerviosas que pueden provocar sensaciones de placer extremo.
- La expulsión de fluidos es algo natural cuando se llega al clímax; estos pueden ser de tres tipos: la orina; el squirt, una sustancia orinal que se libera por las contracciones de los músculos de la vejiga; y la eyaculación femenina, que es muy similar al semen.
- Complementando lo anterior, es conveniente aclarar que la eyaculación saldrá por la uretra, en algunos casos provocará que la persona crea haber orinado, pero la sensación es distinta e infinitamente más placentera.
- Los orgasmos causados por el estímulo del Punto G son distintos de los provocados por el clítoris. En el primer caso el cuello del útero se empuja hacia abajo en la vagina; en el segundo se hincha el final de la vagina, cerca de la apertura.
- El estímulo del Punto G no siempre es agradable para todas las mujeres, es importante hablar con la pareja al respecto antes del acto sexual.
- El nombre del aludido proviene del libro titulado The G Spot and Other Discoveries About Human Sexuality, publicado en 1982 por Alice Khan Ladas, Beverly Whipple y John D. Perry; quienes rinden homenaje a la inicial del apellido de Eric Grafenberg, descubridor del susodicho punto.
- La mayoría de los científicos concuerdan en que es un órgano femenino funcional, lo han llegado a considerar una especie de “próstata femenina”.
Así que, sin importar los mitos que se tejen alrededor de él, de que existe… ¡existe!