El Rambo mantiene el récord de ser el hombre que asciende con mayor rapidez a la cúspide más alta del país, la tercera de América del Norte y una de las más altas del mundo: el Citlaltépetl, mejor conocido como Pico de Orizaba.
Pero el récord es casi anónimo, como también el hombre detrás del apodo que evoca las películas de guerra de Sylvester Stallone.
En las alturas del Pico de Orizaba, donde el termómetro marca menos dos grados bajo cero y la arena se desliza y en algunas zonas la nieve deslumbra, se le conoce a Gustavo Alcántara Rosas como el “Rambo” y se presenta en esta cima cada fin de año y principio del siguiente para ascender a la cima dos días: el 12 de diciembre y el 16 de enero.
Aunque las autoridades de Protección Civil, socorristas de Cruz Roja y alpinistas profesionales no reconocen por su hazaña, sus compañeros sí. Saben que le apodan el “Rambo” y que tarda solo dos horas en subir casi dos mil metros, que es la distancia del último albergue hasta la cúspide, mientras al resto de los montañistas y elementos de seguridad les toma por lo menos el doble de tiempo.
Sus tiempos de subida no los presume con ninguno de los clubes alpinos, pero sabe que cuando se mide con ellos los deja atrás. Tampoco presume su equipo de montañismo, porque ahí se queda atrás, debido a que él mismo lo ha ido adaptando de acuerdo a sus necesidades.
Esa así que después de 35 años de ascender de manera ininterrumpida, decidió que utilizar ropa de militar para cada ascenso era más práctico, cómodo y ligero.
El “Rambo” de Serdán es un tipo espigado, correoso, moreno, apenas y se le pude ver el rostro. De su oído cuelga un arete con una cruz y para hablar se sube las gafas negras del tipo de soldador. No habla si no se le pregunta y con sencillez explica el porqué de su apodo.
Anda ligero, a diferencia del resto de los alpinistas: utiliza botas a media pierna, calcetas que apenas rebasan la bota, pantalón camuflajeado dentro de la calceta y del mismo calzado.
Utiliza una sudadera de manga larga y encima una chamarra tipo militar que lo cubre hasta la pierna. Una gorra del tipo castrense y gafas obscuras completan el porte del hombre de 50 años.
Una mochila roja en la que guarda el estandarte de su club y sus provisiones energéticas completan el equipo del Rambo, quien en lugar de utilizar un bastón para senderismo, trekking o alpinismo, que cuesta cerca de 5 mil pesos, opta por cargar un palo de bambú que adaptó a su fisonomía para ser más rápido.
Con ese estilo militar, es bien ubicado por los alpinistas populares del Valle de Serdán, aunque solo algunos reconocen que es el más rápido.
Alpinismo como deporte popular
Uno de los atractivos turísticos de Ciudad Serdán ha sido el Pico de Orizaba, el municipio se ha convertido en sede de convenciones alpinas a donde acuden profesionales de distintas nacionalidades.
Francisco Rodríguez, coordinador de Protección Civil de Ciudad Serdán, explica que el mismo turismo ha obligado al ayuntamiento a tener personal capacitado para cualquier tipo de rescate.
La aparición de dos momias en una de las laderas de la montaña, en junio del 2015, dio cuenta de la importancia que se tiene a este deporte en la región del Valle de Serdán y que pocos conocen.
Aunque en el imaginario colectivo se considera que el alpinismo es un deporte para la clase alta por el elevado costo del equipo como botas, bastón, spikes, mochila, gafas, guantes, gorro, brújula, binoculares, lámparas, tienda de campaña, sleeping bags y camionetas todo terreno, los poblanos de Serdán han hecho del alpinismo un deporte popular.
Cuando el “Rambo” no es alpinista, 10 de los 12 meses del año, se alquila como cargador en el campo o estibador de camiones en alguna de las diferentes granjas que existen en el municipio.
Otra prueba de ello es Armando Morales Javier, quien es propietario de tres camionetas de carga que durante el año transportan productos del campo y en la temporada guadalupana las pone a disposición de los grupos alpinos para acercarlos.
Y es que subir a la cima del Pico de Orizaba en el día de la Virgen de Guadalupe significa también un ingreso extra para los propietarios de camionetas pick up doble rodada, quienes cobran 200 pesos por persona para acercar a los alpinistas al único albergue que hay a poco más de 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar.
Mientras espera a los 27 clientes que subió la mañana del viernes 11 y que regresó el medio día del 12 de diciembre, Armando explicó que cobra dos mil pesos por cada camioneta y en cada vehículo suben entre 10 y 12 personas.
El recorrido inicia en la plaza pública de Ciudad Serdán, donde después de salir de misa abordan las camionetas de carga como si fueran taxi colectivo y pagan algunos al subir y otros al regreso, a sus paisanos de Serdán no les cobra.
El viaje concluye al medio día del 12 de diciembre cuando los alpinistas, que al mismo tiempo son guadalupanos, regresan a abordar la camioneta que los lleva de regreso al zócalo de Ciudad Serdán.
Previo a regresar, una de las camionetas de Armando se negó arrancar pero con la experiencia que le ha dado más de una década de subir, la remolcó con otra y aprovechó la pendiente para echarla a andar.