Este año las calles de Atlixco están más oscuras en la Villa Iluminada. Las casas, debilitadas por el sismo del 19 de septiembre, ya no pueden soportar el peso de las luces que el año pasado adornaron sus banquetas y corredores.
Caminar entre adornos navideños luminosos con el frío clima de Atlixco ya no es lo mismo. Además, con el Popocatépetl activo, la ceniza que cae en el municipio es, además de insidiosa, peligrosa para los visitantes que no llevan con qué cubrirse.
A pesar de la falta de luces, la ceniza y el frío, el espíritu navideño de las personas no decae y, así, la carretera que lleva a Atlixco desde la ciudad de Puebla se aglomera de coches que avanzan a vuelta de rueda.
Los que son pacientes y logran llegar al municipio se encuentran con las calles más iluminadas por los faros de los automóviles que por los adornos navideños que cuelgan de los techos.
Incluso los turistas que llegan desde otros estados del país inundan los corredores mientras toman fotos cada ocasión que el conglomerado de personas les permita sacar una cámara o su celular del bolsillo. Casi imposibilitados para moverse, caminan a paso lento viendo las luces, los productos de los ambulantes y los rezagos del temblor.
Pero antes de que la noche acabe, la ceniza inclemente azota con la complicidad del viento para dejar a todos los asistentes con un color gris en la piel y en sus ropas.
Nada va a calmar las ansias de la navidad, y la mejor manera de ayudar a los afectados por el terremoto es visitar los lugares afectados. Visita la Villa Iluminada, pero con las precauciones necesarias.