Yo he visto las caras que la gente sólo imagina. Durante 30 años, aquí en el puesto, me he emocionado con las sonrisas de quién sabe cuántos chamacos que llegan a pedirme la máscara de su luchador favorito. Por aquí se la compran y se meten bien contentos a ver los trancazos que se acomodan aquellos hombres. A mí también me ha tocado verlos, incluso cuando salen, victoriosos o derrotados, por la puerta de atrás.
En la lucha libre mexicana -donde se heredan las caras, nombres y enemigos- también lo hacemos los negocios que estamos inmiscuidos en este deporte. El puesto de máscaras y muñecos que se acomodó tan bien con mi nombre como una casualidad, ahora, lo lleva mi hija.
Durante todos estos años he llegado, sin falta a la esquina de la 13 Oriente y la 4 Sur, desde muy temprano y todos los lunes de pelea.
Aquellas personas que han venido desde que la Arena Puebla existe, saben que me van a encontrar aquí, no quiero decepcionar a ningún fanático, mucho menos cuando se trata de las nuevas generaciones. Siempre voy a estar ahí cuando pregunten por Doña Lucha.
Aquí viven mis amigos, los luchadores. Porque cuando no traen puesta la tapa es otra cosa, ahí sí nos reconocemos como lo que somos todos: profesionales de las luchas. Y ¿cómo decir que no? si yo también peleo contra hilo, tela y aguja para que la bola de fanáticos pueda gritar tantas cosas quiera sin pena a que alguien descubra que son ellos.
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Las máscaras que más se venden en el puesto son las de Místico y Carístico, es el mismo luchador con diferente nombre, pero a los niños les gustan ambos personajes, los precios van desde 50 y hasta 600 pesos, pero ese ya es problema de sus padres.
Por la gran variedad de máscaras que tenemos aquí, personas de distintos estados de la República llegan a comprar las máscaras para re venderlas.
De vez en cuando tenemos grandes pedidos de máscaras a otras partes del mundo, principalmente para cubrir eventos de la compañía AAA, e incluso algunos de la WWE donde participan mexicanos.
Frente a mis ojos han pasado las identidades de luchadores de talla internacional que han visitado la Arena Puebla; lugar donde también han nacido talentos de la lucha libre mexicana.
Es aquí, donde no pueden faltar los niños, los padres entusiasmados, extranjeros curiosos, jóvenes universitarios y uno que otro malhablado.
Nada detiene el paso de los fanáticos de este deporte a la Arena de Puebla y después de comprar sus entradas, el siguiente paso inmediato es pasar por las máscaras de los luchadores que están en cartelera.
Esta es una tradición invariable, a través de los años no ha disminuido, la Arena Puebla seguirá siendo un punto fundamental para las luchas en México y mi puesto el mejor lugar para comprar máscaras.