De animación o no, El viaje de Chihiro se encuentra entre las mejores películas de las dos últimas décadas, entre el cine esencial del siglo XXI.
Hayao Miyazaki es el director de esta película que llegó a la pantalla por primera vez en 2001. Fue un éxito de taquilla, pero también entre la crítica. Consiguió el Oso de Oro de Berlín tras su estreno en el festival de la ciudad y unos meses más tarde se alzó con el premio a Mejor película de animación en los Oscar, lo que la convirtió en la primera película japonesa (y por ahora única) en conseguirlo. Para la BBC ocupa el cuarto puesto entre las mejores películas de lo que llevamos de siglo XXI.
Gracias a Netflix, muchos conocieron esta belleza de película, y para quienes aún no se han aventurado a disfrutarla, les damos algunas fuertes razones para verla:
Es una historia apta para toda la familia:
Pero no en el sentido en el que lo son las películas de Disney, más bien en la calificación de todos los públicos de la que puede presumir cualquier largometraje de Pixar. El viaje de Chihiro tiene dos lecturas posibles, la de los mayores y la de los pequeños. Un niño verá en ella una película de aventuras protagonizada por alguien con quien se puede identificar. Un adulto disfrutará de una película cargada de símbolos, de folclore japonés y del mensaje ecologista que ha estado presente en todas las películas que han salido de Studio Ghibli.
Es una buena manera de iniciarse en el mundo de la animación japonesa:
Junto a Mi vecino Totoro, El castillo ambulante o Ponyo en el acantilado, esta película es una de las más sencillas para entrar en el universo que Hayao Miyazaki ha construido a lo largo de más de medio siglo de trayectoria. La animación japonesa es un género en sí mismo y el anime una institución del país. Un cine de culto (gracias a títulos, precisamente, como El viaje de Chihiro) para el que nunca es tarde para aficionarse y que, contrario a lo que se cree, está plagado de títulos escritos y dibujados con perspectiva feminista. Este largometraje es un buen ejemplo de ello.
Demuestra que hay vida más allá de Disney y Pixar en el mundo de la animación:
La hegemonía de Disney y Pixar en el mundo del cine de dibujos se ha visto amenazada solo con productoras que pecan de tratar los mismos temas y de la misma forma, como Dreamworks o Sony Pictures Studios. Hay honrosas excepciones y una de ellas son las películas de Studio Ghibli. Desde lo delicado del trazo de lo que se muestra en la pantalla a la universalidad e importancia de los temas que en ellas se tratan, todo es diferente a lo que llega desde el otro lado del Atlántico. En El viaje de Chihiro se abordan cosas como el valor de la familia o la superación (como en casi cualquier cinta de animación), pero también otras como el crecimiento personal o lo que supone ser una niña en un mundo de hombres adultos.
Con información de Vogue.es