La casa marcada con en número 1702 en la Avenida Juárez resguarda uno de los mitos más famosos de Puebla. Durante años, se cultivó la idea de que allí habitaba una familia de enanos. ¿Fue esto cierto o pura imaginería popular? A continuación, les contamos la verdadera historia detrás de este caserón famoso, con el apoyo del libro Puebla. 13 casas y lugares malditos, del historiador Orestes Magaña.
En 1890, una familia italiana de apellido Giacopello adquirió el solar ubicado en la segunda esquina de la Avenida Juárez, que por entonces fuera el lugar de mayor opulencia de la ciudad. Allí construyeron una de las casas más lujosas que se habían hecho por estos rumbos, con acabados de estilo francés y un bello jardín. Un día, por razones desconocidas, una de las hijas Giacopello se quitó la vida en el despacho, y la familia pronto vendió la casa y abandonó la ciudad.
En 1920, el señor Rogelio Rodríguez Saenz llegó desde Galicia a vender retazos de tela, para prosperar de inmediato y convertirse en el dueño de la antigua casa Giacopello hacia 1930. Este comerciante contrajo matrimonio con la profesora normalista María del Carmen Jiménez, quien le dio dos hijos: Rogelio y Milagros Rodríguez. Antes de que los vástagos llegaran a la mayoría de edad, don Rogelio murió, dejando a la abnegada Carmen a su cuidado y crianza.
La viuda tuvo poco contacto con el mundo tras la muerte de su marido. Al paso de los años sus hijos crecieron y se casaron, y en 1988 doña María del Carmen murió, dejando a la servidumbre a cargo de la casa. Sus nietos, que pasaron su infancia en ese lugar disfrutaron a medias de su interior, pues doña María del Carmen no los dejaba jugar dentro de la casa. Para tal efecto, le pidió a un ebanista de apellido Arce que construyera muebles pequeños para que con ellos pudieran jugar los niños afuera de la casa.
Y el resto lo fue construyendo la imaginación de la gente. Al pasar y ver muebles tan pequeños en el jardín, lo mejor que se les ocurría pensar era que en esa casa vivía una familia de enanos. Hasta el día de hoy, y después de haber sufrido un aparatoso incendio, la casa ubicada en la esquina de la Avenida Juárez y la 17 Sur sigue conservando su aura legendaria, llegando incluso a ser locación para un par de telenovelas que se dejaron seducir por su historia.