Foto: iStock
Hay políticos o aspirantes a ello que todos los días suben frases positivas, alegres, ideas de que el mundo conspira a favor de ti cuando lo deseas, debes alcanzar tus sueños, pero volteas a tu entorno y te das cuenta que no siempre estás sonriendo, debes pagar las tarjetas de crédito, tiene años que no sales de vacaciones, terminaste con tu pareja y en la fiesta tus amigos te dejan con el ticket de la cuenta.
No eres fitness, quieres beber cerveza y comer pizza como lo hacen en la televisión, pero ellos no engordan, tú sí. Resulta que esta visión de la vida te lleva a un punto en el que no puedes enojarte, estar triste, llorar, gritar, pensar mal algo, tener envidias, tener deseos, no puedes porque si lo haces estás perdido.
¡Oh sorpresa!, la vida es todo aquello que pasa mientras tú te empeñas en hacer otros planes, dijo alguna vez John Lennon.
¿Te has sentido obligado a contestar que estás bien por el solo hecho de ver a la otra persona mejor que tú? Con mejor semblante, más ejercitada, con más pertenencias… ¿Crees que es feliz? No todo lo que brilla es oro. Y en las redes sociales todo brilla, todos están bien, todos pueden.
Las redes sociales nos obligan a comparar nuestra vida con las vidas perfectas que vemos por internet. Pero esta postura de fingir bienestar es realmente agotadora. Si hubiera más honestidad en cuanto a las vulnerabilidades, nos sentiríamos más libres a la hora de experimentar todo tipo de emociones.
Somos humanos y debemos permitirnos sentir todas las emociones. Está bien no estar bien. No podemos ser positivos todo el tiempo.
La Positividad Tóxica o el positivismo extremo consiste en imponernos una actitud falsamente positiva, sobregeneralizando un estado feliz y optimista sea cual sea la situación, silenciando nuestras emociones «negativas».
El psicólogo sanitario Antonio Rodellar, especialista en trastornos de ansiedad e hipnosis clínica, prefiere hablar de emociones desreguladas. “No podemos ignorar la tristeza, la frustración, la rabia, la ansiedad o la envidia, son emociones que nos dan información sobre qué sucede en nuestro entorno y en nuestro cuerpo”
“Negar constantemente todo lo negativo que sentimos en situaciones difíciles no nos permite crear resiliencia (la capacidad de adaptarnos a situaciones adversas). Nos aísla de nosotros mismos, de nuestras auténticas emociones. Nos escondemos detrás de la positividad para mantener a otras personas lejos de una imagen que nos muestra imperfectos”
7 signos para detectar la positividad tóxica
Ocultas o enmascaras tus verdaderos sentimientos.
Tratas de «seguir adelante» ignorando o descartando tus emociones.
Te sientes culpable por sentir lo que sientes.
Minimizas las experiencias de otras personas con citas o declaraciones que te hacen sentir bien.
Tratar de darle otra perspectiva (por ejemplo, “es lo que nos tocó” en lugar de validar tu experiencia emocional.
Avergüenzas o castigas a otros por expresar frustración o cualquier otra cosa que no sea positividad.
Ignoras las cosas que te molestan con un «es lo que hay».
¿Cómo nos afecta?
Bloquear o ignorar las emociones «negativas» puede tener consecuencias en la salud. Todas las emociones que reprimimos se somatizan, se expresan a través del cuerpo, muchas veces en forma de enfermedad. Cuando negamos una emoción, ésta encontrará una manera alternativa de expresarse.
Una segunda consecuencia es que cuando nos enfocarnos sólo en las emociones positivas, obtenemos una versión más ingenua o infantil de situaciones que nos pueden ocurrir en la vida, de tal manera que nos volvemos más vulnerables ante momentos difíciles.
Validar en lugar de ignorar
Lo idóneo es aceptar todas las emociones, en lugar de suprimir aquellas que nos hacen sentir mal. La presión para sentirnos siempre bien puede ser fuerte, pero bloquear la tristeza no ayuda. No se trata de no ser positivos, sino de validar cómo nos sentimos en cada momento incluso no cuando estamos bien.
Lo aconsejable es ser más honestos, más auténticos, no tener miedo a expresar que nos sentimos tristes, deprimidos o con ansiedad. Es bueno darnos el tiempo para experimentar esas emociones y aprender de ellas para ser más resilientes.
Un sabio consejo
Cuando alguien te comparta sentimientos negativos, en lugar de apresurarte a hacer que esa persona se sienta mejor o piense de manera más positiva, intenta tomarte un segundo para reflexionar sobre su malestar o su miedo y haz todo lo posible por escuchar.
Con información de BBCNews
Fuentes: Samara Quintero (especialista en trauma e hipnoterapia, desarrollo personal) / Jamie Long (especialista en trastornos alimentarios, ansiedad, depresión y relaciones)