Por Ángeles Cuaya
Todos los mexicanos hemos sufrid el mal del puerco: ese momento después de comer donde viene a nosotros un sueño inconfundible, y esto suele suceder después de unas deliciosas tortas, cemitas, hamburguesas, tacos de carnitas o placeros, pizza, pasta…todos aquellos suculentos platillos con carbohidratos de más, ¡ups! Y no falta aquel amigo que dice: «¿nos echamos el postrecito?», y no obstante eso, llegamos a acompañar estas delicias con una buena “cheve” o dos, o tres… y nos da un sueño impresionante, de esos con los que te quedarías jetón hasta en el teclado de la compu o en el caótico tráfico de la ciudad.
Así que muchos de nosotros nos preguntamos: «¿qué es lo que sucede realmente en nuestro organismo?». Veamos: al indagar en algunos artículos de mi interés sobre la alimentación, me decidí a compartirles lo que encontré sobre el tema.
Su nombre real es Somnolencia Postprandial o Marea Alcalina, pero continúa la pregunta: «¿qué es lo que sucede?»
Ahí les va…
El estómago, una vez que comemos carbohidratos en exceso, grasas saturadas, azúcares de más, y en ocasiones añadimos bebidas alcohólicas, se ve en la necesidad de generar más ácidos para descomponer y digerir, por lo que le pide prestada sangre a todo el cuerpo, de modo que nuestro estómago se ve forzado para trabajar más, el cerebro se marea y nos da esa sensación de sueño.
El páncreas, encargado de producir y verter al intestino algunos de los jugos que contribuyen a la digestión de los alimentos, así como segregar insulina y glucagón (hormonas pancreáticas principales) que el organismo necesita, produce más de lo necesario en respuesta a la ingesta excesiva de alimentos, por lo que disminuye la disponibilidad de glucosa para ser utilizada como energía.
Esto no significa que siempre que comamos nos dará sueño, sino que debemos cuidar lo que comamos y las porciones en que lo hagamos. Recordemos que el estómago necesita tiempo para llevar a cabo su proceso; el exceso de alimentos fritos, azúcares, como mencionamos anteriormente, libera el triptófano, el cuál a su vez puede convertirse en melatonina: un peligroso y bastante efectivo inductor del sueño.